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martes, 15 de noviembre de 2011

CADA QUIÉN SE HACE SU AMBIENTE, RESPETO A LA PAREJA, AMOR CON MALTRATO NO FUNCIONA, DEL AMOR SE PASA AL ODIO POR CAPRICHO

CADA QUIÉN SE HACE SU PROPIO AMBIENTE:

Noviembre 14 de 2011, 3:06 P.M. Buenas y santas tardes. Si miráis a los animales inferiores, veréis que salvo que otros los estén fastidiando o atacando; son seres apacibles, organizados, felices; no se ocupan sino de trabajar buscando su comida, comer, cuidar a sus crías, jugar, arrullarse con su pareja y en muy raras ocasiones los ven metiéndose con otros de su especie o de otras especies. Sólo lo hacen cuando hay disturbios y se van a indagar, hasta que descubren lo que está mal, lo arreglan o se van a vivir a otro lugar, donde no haya peligro ni problemas para los suyos.

Todo esto os lo denoto para que seáis muy analíticos en vosotros mismos, en vuestra misión de vida, vuestro trabajo, vuestra familia, allegados e inclinaciones. ¿Creen estar administrando bien sus vidas y todo lo que Dios les ha encomendado? O por el contrario, están obrando y administrando mal sus vidas y recursos. No esperen a ser felices porque otros obren o hagan todo lo que ustedes quieren, ni complazcan a otros como esclavos, olvidándose de que ustedes son personas con derechos a la par de sus deberes.

Ningún ser humano debe basar su comodidad, armonía y felicidad en los demás, en el qué dirán, en complacer a los otros o aparentar ante la sociedad y seguir el uso común para que los demás no lo rechacen o expulsen de su lugar. Con el Único que deben estar bien en todo tiempo, momento y lugar, es con Dios. Con los demás, sean tolerantes y si ustedes están obrando bien dentro de lo que les manda Dios, no se dejen manipular de los demás, respétense y hagan respetar su libertad a obrar y pensar como quieran, dentro de la ley de Dios; que respeten su dignidad como personas e hijos de Dios.

No porque a otra u otro les dé por pisotearlos-as, pierdan ustedes su rumbo, su dignidad, ni su identidad, por eso se os pide fe, firmeza, confianza en Dios y en vosotros mismos, perseverancia en hacer vuestra misión de vida, aunque no sea agradable para vosotros ni a los otros les agrade. De cada uno de vosotros depende no el ambiente que le rodea o que le agrede o agrada, sino el ambiente que desde dentro hacia afuera forjen con sacrificio y tesón, segundo a segundo.

Si obran como buenos hijos de Dios, no les afectará para nada ningún tipo de agresión o rechazo. Si son muy intensos, sólo hay que hacer maletas e irse a otra parte, a ver si él-la que se queda, dejan celos, envidia y el odio que lo-a corroen o por fin se analiza y encuentra qué es lo que no le gusta de sí mismo-a, que los ha hecho agredirlo-a a usted sin parar. Ante gente que no se respeta ni respeta la dignidad propia o ajena, aléjense y no dejen que les dañen su armonía y felicidad interior. Esa armonía sólo la dá la comunión con el Creador, el trabajar con Él y para Él, aunque a Satanás y a sus servidores no les guste su labor.

Convénzase que es usted mismo-a, quien se hace su propio ambiente y es mejor dejar que ganen aparentemente siempre los otros y ábrase del parche, pero nunca deje que le quiten su paz interior y la comunión con el Creador. Los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. El que se humilla, será ensalzado y el que se ensalza será humillado y degradado por sus propias acciones, intenciones y maldad.

Ningún bien material paga lo que vale en realidad el tener la conciencia tranquila por obrar bien, no ser traicionero-a, mentiroso-a o dañino-a como manda Dios. Por eso un-a pecador-a cuando han hecho cualquier clase de daño grande o pequeño a otro-a, no soportan verlo-a prosperar, ni que a pesar de todo viva en calma, bien y alegre todos los días y a toda hora.

Su conciencia le dice que obró mal y sabe en todo momento lo ruin y miserable que es y ha sido y no soporta a su víctima, porque le recuerda su fracaso y molestando al-la- otro-a para quitarle o dañarle su destino y al no lograr que se ponga triste, su perversa alma tomada por Satán, no vive en calma porque no entiende que el quitarle al otro u otra no consiguió más que suciedad espiritual para su alma, la misma que con el tiempo le enfermará, le matará y nunca será completamente feliz porque pierde su alma. Son vuestras acciones y vuestras vidas, desde adentro, las que os dan y darán siempre paz y felicidad en vuestra comunión con Dios.

Cuidáos de los demás, defendiéndoos dentro de la ley de Dios, sin violencia, con prudencia y sabiduría. El que quiera cambiar que cambie, el que se quiera perder, que se pierda, es su libre elección y sólo su pellejo sufrirá, no el de los otros.

RESPETO A LA PAREJA: Entre más popular es la persona, más se prostituye, con la excusa de que hay incompatibilidad de caracteres y año con año con esa u otras excusas, cambian de pareja como de camisa. Se vuelven tan hombreriegas o mujeriegos, que llega el día en que no querrán cohabitar más con los del sexo contrario, sino con animales inferiores. Ya lo estamos viendo, hay muchos jóvenes heterosexuales que están dando culo y viceversa, por experimentar cosas nuevas.

Se vuelven sadomasoquistas y amantes de las aberraciones por hastió y buscando sólo placer. Los excesos cansan, todo en demasía, asquea. Por eso Dios hizo los mandamientos, para que al cumplirlos y vivir bajo su ley de amor con respeto, seamos plenamente felices.

Mirad: amor con respeto a vosotros mismos, a vuestras parejas, al todo y a todos. Ese amor no es igual, el de la pareja, es de los dos y no para sapotearlo y compartirlo con un-a tercero-a, cuando esto pasa, quien lo hace es adúltero-a y el que cohabita con él-ella, adultera también y cae maldición en ellos por irrespeto a la unidad de la pareja y la intimidad del Señor Yahveh Jesús.

Quien dando palabra de matrimonio, se junte con rival a irrespetar a su novio-a, prometido-a o esposo-a y a planear maldades en contra de su pareja, genera maldición par él, amante y alcahuetes entrometidos; mas les valiera no haber nacido, para lo que les espera. No fornicar, ni adulterar, ni por gusto, ni por dar casquillo, ni por venganza, ni por motivo alguno. Irrespetan la intimidad del Creador y lo contaminan, tratando de degradarlo-a al no respetar a sus cónyuges, es pecado de lesa humanidad, porque vuestras almas mueren para la vida eterna, hasta que las rescaten si pueden. Un sacerdote, les dirá cómo deben obrar dentro de la ley de Dios.

El prometido-a víctima, debe dar por terminado el compromiso, cuando lo sepa, para que no irrespeten a Dios a través de él-ella. Cuando un hombre o una mujer son perros-as y se portan mal durante noviazgo o compromiso, siempre lo seguirán haciendo. No os digáis mentiras, ni pretendan cambiar a un-a perruncho - cha, el que es es y seguirá siendo y no se porta como hijo-a de Dios.

Vosotros como hijos de Dios, alejáos de esos impíos malvados, para que no os dañen el alma y no os volváis reos de muerte eterna. Prefieran mejor su soledad con Yahveh de compañía, a caer en las garras de seres perversos o de su cónyuge y rival que lo manipule.

AMOR CON MALTRATO, NO FUNCIONA: cuando se amen, aprendan a comunicarse entre ustedes sin intermediarios, no dejen que nadie intervenga en su relación. Las comunicaciones de pareja, son de la pareja, no son para mostrárselas a terceros ni a rivales, ni para armar consejas ni componendas con ellos-as. Una relación amorosa es íntima de la pareja, no es para comidilla del barrio, la comunidad, ni para que se metan los vecinos o demás envidiosos-as. Cuando uno de los dos con sus amigos o familia guste de irrespetar a la pareja de esa manera, mándenlo-a a volar y quítense ese ser loco-a díscolo-a de su destino.

Con eso se evitan enfermedades, malos tratos y muchos malos ratos. Un amor así con el tiempo convierte a la pareja en enemigos, no funciona. Mas valiera no conocer un ser tan burletero-a, irrespetuoso-a e irresponsable, cuidaos de los-as que son así.

DEL AMOR SE PASA AL ODIO POR CAPRICHO: hay hombres y mujeres que son prostitutos-as por naturaleza y siempre buscan sus iguales. Cuando dan con una pareja seria y sensata, se enojan porque no les dan gusto y buscan a sus iguales para agredir a sus parejas. Son enfermos-as mentales, que juzgan a los demás según su condición y creen que los-as demás deben ser tan prostitutos-as, materialistas y díscolos-as como ellos-as. Por eso le cogen odio a su pareja y se degradan de tal manera, buscando hacer sufrir a quien decían amar.

Son tan enfermas-os, que no son capaces de hablar frente a frente con sus parejas para arreglar las cosas y procuran arreglarlo a punta de malos tratos y porrazos. Cuántos maridos cuando llegan a buscar a la señora y ella no puede o no quiere en el momento, la golpean, le dicen puta y hasta las matan, porque no les cumple sus caprichos y dicen que les ponen los cachos porque tienen otro al que sí le funcionan.

Cuando amen a otro-a, amen de verdad con el alma; no sólo con el pene o la vagina. Esos amores bajeros, no duran. Hombre o mujer que en vez de dejar que los mande el cerebro, sea el pene o la vagina las que dirijan sus vidas, son seres con inteligencia rastrera sexual casi nula, o de apetito carnal solamente. Son aquellos que cuando se satisfacen sexualmente se olvidan del-a otro-a y sólo lo-a recuerdan, cuando lo-a necesitan para satisfacerse, como usando un retrete o sanitario.

El amor debe ser tan grande como el universo; tan profundo, firme y seguro, como la eternidad; tan cálido como la luz de miles de millones de soles; y tan suave y tierno como el aleteo de una dulce y hermosa mariposa.

El amor de la pareja, es verse en los ojos del otro con el mismo o más amor, sin temor. Con plena confianza, sin mentiras, engaños ni traiciones. Con alegría en el alma, que se traduce en la paz y alegría que se irradia hacia el ser amado y en la actitud de procurar la ausencia de conflicto y mucha felicidad para el ser que se ama. Así debe ser el verdadero amor, con mucho respeto y confianza en su pareja.

El día, que desde el compromiso amen así y no tengan ojos ni pensamientos para otro u otra, ese día pueden decir que han encontrado a su pareja, su verdadero amor. No lo pierdan, cuídenlo-a y respétenlo-a siempre, como al mismo Dios. Gracias benditos. MARTHA LUCÍA.