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lunes, 21 de abril de 2014

ATIENDA SU TIENDA. SEÑOR TENDERO, CONOZCA EL DERECHO URBANO. NOVEDOSA TEORÍA CIENTÍFICA SOBRE LO QUE SON EN REALIDAD, LAS FUERZAS QUE TIENEN QUE VER CON LOS AGUJEROS NEGROS Y LOS FENÓMENOS PRODUCIDOS EN EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS. Dada a conocer hoy para todo el planeta. AGUJERO NEGRO. EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS: UN MISTERIO DEL AIRE Y EL MAR

ATIENDA SU TIENDA. SEÑOR TENDERO, CONOZCA EL DERECHO URBANO. Abril 21 de 2014, 3: 21 P.M. Buenas y santas tardes y semana, familia. FELICES PASCUAS PARA TODOS.

El derecho urbano está conformado por las normas de ordenamiento territorial. Sin su existencia, las ciudades, departamentos y países, no tendrían ningún sentido práctico. Las construcciones y recursos del medio ambiente, estarían mezclados, de manera caótica, con funestos resultados para la salud y el desarrollo socioeconómico de la región.

Aunque existe el derecho urbano, existe gran número de ciudades que dan prelación a la industria, al comercio y al transporte vehicular; en detrimento de la conservación del medio ambiente y el consiguiente deterioro ecológico, generado por la polución ambiental.

Es con el derecho urbano, que se deben ir modificando las áreas territoriales mal planificadas y mal distribuidas, con el fin de conservar los recursos ecológicos y del medio ambiente y con ello, asegurarle a nuestros descendientes una permanencia cómoda en sus lugares de habitación.

DERECHO URBANO

DEFINICIÓN: es el estudio de las autoridades que expiden y controlan las normas relacionadas con la regulación y crecimiento de las ciudades, el derecho de propiedad y los mecanismos financieros de los programas urbanos. (Administrativo Jaime Vidal Londoño).

Es el estudio de la realización de la planificación departamental y municipal y la provisión de instrumentos para conseguirla. Comprende las autoridades de planificación, las clases de planes y los medios para su aplicación. Arquitecto Hans Rother.

OBJETO DEL DERECHO URBANO: regular la realidad social que gira en torno al urbanismo, proporcionando a la población un ambiente sano, agradable y que genere bienestar colectivo, equilibrio social y crecimiento económico armónico. Está fundamentado en la preeminencia del interés público sobre el interés particular. Art. 58 de la Constitución Nacional.

Es necesario, para dar soluciones adecuadas al desorden con que suele producirse el proceso de urbanización, basado en acciones individuales dispersas, sobre el reducido espacio físico de la ciudad, lo cual produce efectos como:


TRABAJO

Averiguar sobre estos puntos y los principios del derecho urbano:

1.   Improvisación en la forma de ocupación del suelo
2.   Falta de adecuada prioridad y coordinación en la ejecución de obras públicas
3.   Falta de participación comunitaria en la solución de los problemas del hábitat
4.   Falta de equilibrada distribución de las cargas y beneficios económicos derivados del proceso de urbanización.

Vea sobre derecho urbano en el link: http: //facartes.unal.edu.co/portal/publicaciones/bitacoraut/14/11_derecho_urbanistico.pdf



NOVEDOSA TEORÍA CIENTÍFICA SOBRE LO QUE SON EN REALIDAD, LAS FUERZAS QUE TIENEN QUE VER CON LOS AGUJEROS NEGROS Y LOS FENÓMENOS PRODUCIDOS EN EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS. Dada a conocer hoy para todo el planeta.

En mi libro QUÉ PASÓ ¡doy a conocer los posibles motivos para la desaparición de los vehículos aéreos y náuticos en la zona conocida como el Triángulo de las Bermudas.

Ya en comunicados anteriores, os he hablado de los agujeros negros. Ahora os digo que después de mucho analizar, no me queda más que deciros que tanto el comportamiento de los agujeros negros, como el comportamiento de la zona de Bermudas, tienen que ver con los sistemas digestivo, circulatorio, endocrino y excretor del universo, de manera integral.

Los objetos, energía y todo lo que se acerca a esa zona Bermudas o a un agujero negro, son succionados y desaparecen o posiblemente se pulvericen; pero mi apreciación es que SON ENGULLIDOS, DIGERIDOS, separados sus componentes y enviados al sistema: circulatorio, endocrino y excretor del universo. Pasarán al otro lado del agujero negro, completamente digeridos y separados, para las distintas partes del universo que se nutrirán de ellos.

Con lo que desaparece en el triángulo de las Bermudas, pasa igual, cuando el fenómeno es material. Cuando es energético, desaparece entero y pasando los vectores de distancia y tiempo, pueden materializarse en el mismo lugar muchos años más hacia el futuro o en otro lugar del universo. Este es el resultado de mis investigaciones científicas, que publico hoy para que todos lo conozcan en el planeta. Abajo les anexo el material de Wikipedia y otros de Google, para que tengan noción de lo que les hablo.


AGUJERO NEGRO
Para otros usos de este término, véase Agujero negro (desambiguación).

Un agujero negro1 u hoyo negro2 es una región finita delespacio en cuyo interior existe una concentración de masa lo suficientemente elevada para generar un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de ella. Sin embargo, los agujeros negros pueden ser capaces de emitir radiación, lo cual fue conjeturado por Stephen Hawking en los años 1970. La radiación emitida por agujeros negros como Cygnus X-1 no procede del propio agujero negro sino de su disco de acreción.3

La gravedad de un agujero negro, o «curvatura del espacio-tiempo», provoca una singularidad envuelta por una superficie cerrada, llamada horizonte de sucesos. Esto es previsto por lasecuaciones de campo de Einstein. El horizonte de sucesos separa la región del agujero negro del resto del universo y es la superficie límite del espacio a partir de la cual ninguna partícula puede salir, incluyendo los fotones. Dicha curvatura es estudiada por la relatividad general, la que predijo la existencia de los agujeros negros y fue su primer indicio.

En los años 70HawkingEllis y Penrose demostraron varios teoremas importantes sobre la ocurrencia y geometría de los agujeros negros.4 Previamente, en 1963, Roy Kerr había demostrado que en un espacio-tiempo de cuatro dimensiones todos los agujeros negros debían tener una geometría cuasi-esférica determinada por tres parámetros: su masa M, su carga eléctrica total e y su momento angular L.

Se conjetura que en el centro de la mayoría de las galaxias, entre ellas la Vía Láctea, hay agujeros negros supermasivos.5La existencia de agujeros negros está apoyada en observaciones astronómicas, en especial a través de la emisión de rayos X por estrellas binarias y galaxias activas.

PROCESO DE FORMACIÓN

Los agujeros negros proceden de un proceso de colapso gravitatorio que fue ampliamente estudiado a mediados de siglo XX por diversos científicos, particularmente Robert OppenheimerRoger Penrose y Stephen Hawking entre otros. Hawking, en su libro divulgativo Historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros (1988), repasa algunos de los hechos bien establecidos sobre la formación de agujeros negros.

Dicho proceso comienza posteriormente a la muerte de una gigante roja (estrella de gran masa), llámese muerte a la extinción total de su energía. Tras varios miles de millones de años de vida, la fuerza gravitatoria de dicha estrella comienza a ejercer fuerza sobre sí misma originando una masa concentrada en un pequeño volumen, convirtiéndose en una enana blanca. En este punto dicho proceso puede proseguir hasta el colapso de dicho astro por la auto atracción gravitatoria que termina por convertir a esta enana blanca en un agujero negro. Este proceso acaba por reunir una fuerza de atracción tan fuerte que atrapa hasta la luz en éste.

En palabras más simples, un agujero negro es el resultado final de la acción de la gravedad extrema llevada hasta el límite posible. La misma gravedad que mantiene a la estrella estable, la empieza a comprimir hasta el punto que los átomos comienzan a aplastarse. Los electrones en órbita se acercan cada vez más al núcleo atómico y acaban fusionándose con los protones, formando más neutrones mediante el proceso:

Por lo que este proceso comportaría la emisión de un número elevado de neutrinos. El resultado final, una estrella de neutrones. En este punto, dependiendo de la masa de la estrella, el plasma de neutrones dispara una reacción en cadena irreversible, la gravedad aumenta enormemente al disminuirse la distancia que había originalmente entre los átomos. Las partículas de neutrones implotan, aplastándose más, logrando como resultado un agujero negro, que es una región del espacio-tiempo limitada por el llamado horizonte de sucesos. Los detalles de qué sucede con la materia que cae más allá de este horizonte dentro de un agujero negro no se conocen porque para escalas pequeñas sólo una teoría cuántica de la gravedad podría explicarlos adecuadamente, pero no existe una formulación completamente consistente con dicha teoría.

HISTORIA DEL AGUJERO NEGRO

Imagen simulada de como se vería un agujero negro con una masa de diez soles, a una distancia de 600 kilómetros, con la vía láctea al fondo (ángulo horizontal de la abertura de la cámara fotográfica: 90°).

El concepto de un cuerpo tan denso que ni siquiera la luz puede escapar de él, fue descrito en un artículo enviado en 1783 a la Royal Society por un geólogo inglés llamado John Michell. Por aquel entonces la teoría de Newton de gravitación y el concepto de velocidad de escape eran muy conocidas. Michell calculó que un cuerpo con un radio 500 veces el del Sol y la misma densidad, tendría, en su superficie, una velocidad de escape igual a la de la luz y sería invisible. En 1796, elmatemático francés Pierre-Simon Laplace explicó en las dos primeras ediciones de su libro Exposition du Systeme du Monde la misma idea aunque, al ganar terreno la idea de que la luz era una onda sin masa, en el siglo XIX fue descartada en ediciones posteriores.

En 1915Einstein desarrolló la relatividad general y demostró que la luz era influida por la interacción gravitatoria. Unos meses después, Karl Schwarzschild encontró una solución a las ecuaciones de Einstein, donde un cuerpo pesado absorbería la luz. Se sabe ahora que el radio de Schwarzschild es el radio del horizonte de sucesos de un agujero negro que no gira, pero esto no era bien entendido en aquel entonces. El propio Schwarzschild pensó que no era más que una solución matemática, no física. En 1930Subrahmanyan Chandrasekhar demostró que un cuerpo con una masa crítica, (ahora conocida como límite de Chandrasekhar) y que no emitiese radiación, colapsaría por su propia gravedad porque no había nada que se conociera que pudiera frenarla (para dicha masa la fuerza de atracción gravitatoria sería mayor que la proporcionada por el principio de exclusión de Pauli). Sin embargo, Eddington se opuso a la idea de que la estrella alcanzaría un tamaño nulo, lo que implicaría una singularidad desnuda de materia, y que debería haber algo que inevitablemente pusiera freno al colapso, línea adoptada por la mayoría de los científicos.

En 1939Robert Oppenheimer predijo que una estrella masiva podría sufrir un colapso gravitatorio y, por tanto, los agujeros negros podrían ser formados en la naturaleza. Esta teoría no fue objeto de mucha atención hasta los años 60porque, después de la Segunda Guerra Mundial, se tenía más interés en lo que sucedía a escala atómica.

En 1967Stephen Hawking y Roger Penrose probaron que los agujeros negros son soluciones a las ecuaciones de Einstein y que en determinados casos no se podía impedir que se crease un agujero negro a partir de un colapso. La idea de agujero negro tomó fuerza con los avances científicos y experimentales que llevaron al descubrimiento de los púlsares. Poco después, en 1969, John Wheeler6 acuñó el término "agujero negro" durante una reunión de cosmólogos en Nueva York, para designar lo que anteriormente se llamó "estrella en colapso gravitatorio completo".

CLASIFICACIÓN TEÓRICA
Según su origen, teóricamente pueden existir al menos tres clases de agujeros negros:

SEGÚN LA MASA
·         Agujeros negros supermasivos: con masas de varios millones de masas solares. Se hallarían en el corazón de muchas galaxias. Se forman en el mismo proceso que da origen a los componentes esféricos de las galaxias.
·         Agujeros negros de masa estelar. Se forman cuando una estrella de masa 2,5 veces mayor que la del Sol se convierte en supernova e implosiona. Su núcleo se concentra en un volumen muy pequeño que cada vez se va reduciendo más. Este es el tipo de agujeros negros postulados por primera vez dentro de la teoría de la relatividad general.
·         Micro agujeros negros. Son objetos hipotéticos, algo más pequeños que los estelares. Si son suficientemente pequeños, pueden llegar a evaporarse en un período relativamente corto mediante emisión de radiación de Hawking. Este tipo de entidades físicas es postulado en algunos enfoques de la gravedad cuántica, pero no pueden ser generados por un proceso convencional de colapso gravitatorio, el cual requiere masas superiores a la del Sol.


SEGÚN SUS PROPIEDADES FÍSICAS

Para un agujero negro descrito por las ecuaciones de Albert Einstein, existe un teorema denominado de sin pelos (en inglésNo-hair theorem), que afirma que cualquier objeto que sufra un colapso gravitatorio alcanza un estado estacionario como agujero negro descrito sólo por 3 parámetros: su masa Descripción: M, su carga Descripción: Q y su momento angular Descripción: J. Así tenemos la siguiente clasificación para el estado final de un agujero negro:
·         El agujero negro más sencillo posible es el agujero negro de Schwarzschild, que no rota ni tiene carga.
·         Si no gira pero posee carga eléctrica, se tiene el llamado agujero negro de Reissner-Nordstrøm.
·         Un agujero negro en rotación y sin carga es un agujero negro de Kerr.
·         Si además posee carga, hablamos de un agujero negro de Kerr-Newman.
·          
Las cuatro soluciones anteriores pueden sistematizarse de la siguiente manera:

Sin rotación (J = 0)
Con rotación (J ≠ 0)
Sin carga (Q = 0)
Con carga (Q ≠ 0)


DESCRIPCIÓN TEÓRICA

Representación artística de un agujero negro con una estrella del compañero de cerca que se mueve en órbita alrededor que excede su límite de Roche. La materia en que cae forma un disco de acrecimiento, con algo de la materia que es expulsada en chorros polares colimados altamente energéticos.

En las cercanías de un agujero negro se suele formar un disco de acrecimiento, compuesto de materia con momento angular, carga eléctrica y masa, la que es afectada por la enorme atracción gravitatoria del mismo, ocasionando que inexorablemente atraviese el horizonte de sucesos y, por lo tanto, incremente el tamaño del agujero.

VÉASE TAMBIÉN: ACRECIÓN
En cuanto a la luz que atraviesa la zona del disco, también es afectada, tal como está previsto por la Teoría de la Relatividad. El efecto es visible desde la Tierra por la desviación momentánea que produce en posiciones estelares conocidas, cuando los haces de luz procedentes de las mismas transitan dicha zona.

Hasta hoy es imposible describir lo que sucede en el interior de un agujero negro; sólo se puede imaginar, suponer y observar sus efectos sobre la materia y la energía en las zonas externas y cercanas al horizonte de sucesos y la ergosfera.
Uno de los efectos más controvertidos que implica la existencia de un agujero negro es su aparente capacidad para disminuir la entropía del Universo, lo que violaría los fundamentos de la termodinámica, ya que toda materia y energía electromagnética que atraviese dicho horizonte de sucesos, tienen asociados un nivel de entropía. Stephen Hawking propone en uno de sus libros que la única forma de que no aumente la entropía sería que la información de todo lo que atraviese el horizonte de sucesos siga existiendo de alguna forma.

Otra de las implicaciones de un agujero negro supermasivo sería la probabilidad que fuese capaz de generar su colapso completo, convirtiéndose en una singularidad desnuda de materia.

LA ENTROPÍA EN LOS AGUJEROS NEGROS
Descripción: http://bits.wikimedia.org/static-1.23wmf22/skins/common/images/magnify-clip.png
La fórmula de Bekenstein-Hawking para la entropía de un agujero negro.
Según Stephen Hawking, en los agujeros negros se viola el segundo principio de la termodinámica, lo que dio pie a especulaciones sobre viajes en el espacio-tiempo y agujeros de gusano. El tema está siendo motivo de revisión; actualmente Hawking se ha retractado de su teoría inicial y ha admitido que la entropía de la materia se conserva en el interior de un agujero negro (véase enlace externo). Según Hawking, a pesar de la imposibilidad física de escape de un agujero negro, estos pueden terminar evaporándose por la llamada radiación de Hawking, una fuente de rayos Xque escapa del horizonte de sucesos.

El legado que entrega Hawking en esta materia es de aquellos que, con poca frecuencia en física, son calificados de bellos. Entrega los elementos matemáticos para comprender que los agujeros negros tienen una entropía gravitacional intrínseca. Ello implica que la gravedad introduce un nivel adicional de impredictibilidad por sobre la incertidumbre cuántica. Parece, en función de la actual capacidad teórica, de observación y experimental, como si la naturaleza asumiera decisiones al azar o, en su efecto, alejadas de leyes precisas más generales.

La hipótesis de que los agujeros negros contienen una entropía y que, además, ésta es finita, requiere para ser consecuente que tales agujeros emitan radiaciones térmicas, lo que al principio parece increíble. La explicación es que la radiación emitida escapa del agujero negro, de una región de la que el observador exterior no conoce más que su masa, su momento angular y su carga eléctrica. Eso significa que son igualmente probables todas las combinaciones o configuraciones de radiaciones de partículas que tengan energía, momento angular y carga eléctrica iguales. Son muchas las posibilidades de entes, si se quiere hasta de los más exóticos, que pueden ser emitidos por un agujero negro, pero ello corresponde a un número reducido de configuraciones. El número mayor de configuraciones corresponde con mucho a una emisión con un espectro que es casi térmico.

Físicos como Jacob D. Bekenstein han relacionado a los agujeros negros y su entropía con la teoría de la información. El trabajos de Bekenstein sobre teoría de la información y agujeros negros sugirieron que la segunda ley seguiría siendo válida si se introducía una entropía generalizada (Sgen) que sumara a la entropía convencional (Sconv), la entropía atribuible a los agujeros negros que depende del área total (A) de agujeros negros en el universo. Concretamente esta entropía generalizada debe definirse como:

Donde, k es la constante de Boltzmannc es la velocidad de la luzG es la constante de gravitación universal y Descripción: \hbar es laconstante de Planck racionalizada, y A el área del horizonte de sucesos.

DEFINICIÓN DE AGUJERO NEGRO

A pesar de que existen explicaciones intuitivas del comportamiento de un agujero negro, en cosmología teórica no existe una definición simple de qué constituye un agujero negro, y todos los teóricos trabajan con definiciones topológicas sofisticadas de qué constituye un agujero negro. De hecho en un espacio-tiempo compacto no hay una manera adecuada y general de definir qué condiciones debe cumplir una región para ser considerada un agujero negro. En espacio-tiempos no compactos se requieren algunas condiciones técnicas para decidir si una región es un agujero negro, así se dice que en un espacio-tiempo asintóticamente plano y predictible (que contiene una hipersuperficie de Cauchy que satisface ciertos requisitos), se dice que hay una región de agujero negro si el pasado causal de la hipersuperficie de tipo luz situada en el infinito futuro no contiene a todo el espacio-tiempo (eso significa que dicha hipersuperficie es inalcanzable desde algunos puntos del espacio tiempo, precisamente aquellos contenidos en el área de agujero negro). La frontera del pasado causal de la hipersuperficie de tipo luz futura es el horizonte de eventos.

¿IMPOSIBILIDAD TEÓRICA DE LOS AGUJEROS NEGROS?

Existen resultados matemáticos sólidos bajo los cuales una teoría métrica de la gravitación (como la relatividad general) predice la formación de agujeros negros. Estos resultados se conocen como teoremas de singularidades que predicen la ocurrencia de singularidades espaciotemporales (y si se acepta la hipótesis de censura cósmica, por tanto a la formación de agujeros negros). Las ecuaciones de campo de Einstein para la relatividad general admiten situaciones para las cuales se cumplen las condiciones de ocurrencia de singularidades y por tanto, los teoremas de singularidad muestran que los agujeros negros son posibles dentro de la relatividad general. Sin embargo, algunas teorías métricas alternativas como lateoría relativista de la gravitación, muy similar a la relatividad general en casi todos los aspectos y que también explica los hechos observados en el sistema solar y la expansión del universo, usa ecuaciones de campo ligeramente diferentes donde siempre se cumple que en ausencia local de materia y en virtud de las condiciones de causalidad de la teoría, para cualquier campo vectorial isótropo (vectores tipo luz) definido sobre el espacio-tiempo se cumple la desigualdad:

Esta condición implica que no se cumplirán las condiciones de los teoremas mencionados anteriormente y, por tanto, éstos no pueden ser aplicados para predecir la existencia de singularidades y por tanto agujeros negros.7 8

Dado que los datos experimentales no permiten discernir cuál de las dos teorías (la de relatividad general de Einstein o la relativista de la gravitación de Logunov) es la correcta, pues ambas coinciden para la mayoría de los hechos observacionales bien comprobados, no puede darse por garantizado que los agujeros negros sean una consecuencia necesaria de la gravitación.

LOS AGUJEROS NEGROS EN LA FÍSICA ACTUAL

Se explican los fenómenos físicos mediante dos teorías en cierto modo contrapuestas y basadas en principios incompatibles: la mecánica cuántica, que explica la naturaleza de «lo muy pequeño», donde predomina el caos y la estadística y admite casos de evolución temporal no determinista, y la relatividad general, que explica la naturaleza de «lo muy pesado» y que afirma que en todo momento se puede saber con exactitud dónde está un cuerpo, siendo esta teoría totalmente determinista. Ambas teorías están experimentalmente confirmadas pero, al intentar explicar la naturaleza de un agujero negro, es necesario discernir si se aplica la cuántica por ser algo muy pequeño o la relatividad por ser algo tan pesado. Está claro que hasta que no se disponga de una física más avanzada no se conseguirá explicar realmente la naturaleza de este fenómeno.

DESCUBRIMIENTOS RECIENTES

En 1995 un equipo de investigadores de la UCLA dirigido por Andrea Ghezdemostró mediante simulación por ordenadores la posibilidad de la existencia de agujeros negros supermasivos en el núcleo de las galaxias. Tras estos cálculos mediante el sistema de óptica adaptativa se verificó que algo deformaba los rayos de luz emitidos desde el centro de nuestra galaxia (la Vía Láctea). Tal deformación se debe a un invisible agujero negro supermasivo que ha sido denominado Sgr.A (oSagittarius A). En 2007-2008 se iniciaron una serie de experimentos deinterferometría a partir de medidas de radiotelescopios para medir el tamaño del agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea, al que se le calcula una masa 4'5 millones de veces mayor que la del Sol y una distancia de 26.000 años luz(unos 255.000 billones de km respecto de la Tierra).9 El agujero negro supermasivo del centro de nuestra galaxia actualmente sería poco activo ya que ha consumido gran parte de la materia bariónica, que se encuentra en la zona de su inmediato campo gravitatorio y emite grandes cantidades de radiación.

Por su parte, la astrofísica Feryal Özel ha explicado algunas características probables en torno a un agujero negro: cualquier cosa, incluido el espacio vacío, que entre en la fuerza de marea provocada por un agujero negro se aceleraría a extremada velocidad como en un vórtice y todo el tiempo dentro del área de atracción de un agujero negro se dirigiría hacia el mismo agujero negro.

En el presente se considera que, pese a la perspectiva destructiva que se tiene de los agujeros negros, éstos al condensar en torno a sí materia sirven en parte a la constitución de las galaxias y a la formación de nuevas estrellas.

En junio de 2004 astrónomos descubrieron un agujero negro súper masivo, el Q0906+6930, en el centro de una galaxia distante a unos 12.700 millones de años luz. Esta observación indicó una rápida creación de agujeros negros súper masivos en el Universo joven.
La formación de micro agujeros negros en los aceleradores de partículas ha sido informada,10 pero no confirmada. Por ahora, no hay candidatos observados para ser agujeros negros primordiales.

EL MAYOR

Dejando a un lado los agujeros negros supermasivos que suelen estar en el núcleo de las galaxias y cuya masa son de millones de veces nuestro Sol, el mayor agujero negro de masa estelar conocido hasta la fecha, se descubrió el año 2007 y fue denominado IC 10 X-1. Está en la galaxia enana IC 10 situada en la constelación de Casiopea, a una distancia de 1,8 millones de años luz (17 billones de kilómetros) de la Tierra, con una masa de entre 24 y 33 veces la de nuestro Sol.11

Posteriormente, en abril de 2008, la revista Nature publicó un estudio realizado en la Universidad de Turku (Finlandia). Según dicho estudio, un equipo de científicos dirigido por Mauri Valtonen descubrió un sistema binario, un blazar, llamadoOJ 287, en la constelación de Cáncer. Tal sistema parece estar constituido por un agujero negro menor que orbita en torno a otro mayor, siendo la masa del mayor de 18.000 millones de veces la de nuestro Sol, lo que lo convierte en el mayor agujero negro conocido. Se supone que en cada intervalo de rotación el agujero negro menor, que tiene una masa de 100 millones de soles, golpea la ergosfera del mayor dos veces, generándose un cuásar. Situado a 3500 millones de años luz de la Tierra,12 está relativamente cerca de la Tierra para ser un cuásar.

EL MENOR

Sin contar los posibles microagujeros negros que casi siempre son efímeros al producirse a escalas subatómicas; macroscópicamente en abril de 2008 el equipo coordinado por Nikolai Saposhnikov y Lev Titarchuk ha identificado el más pequeño de los agujeros negros conocidos hasta la fecha; ha sido denominado J 1650, se ubica en la constelación Ara (oAltar) de la Vía Láctea (la misma galaxia de la cual forma parte la Tierra). J 1650 tiene una masa equivalente a 3,8 soles y tan solo 24 km de diámetro se habría formado por el colapso de una estrella; tales dimensiones estaban previstas por las ecuaciones de Einstein. Se considera que son prácticamente las dimensiones mínimas que puede tener un agujero negro ya que una estrella que colapsara y produjera un fenómeno de menor masa se transformaría en una estrella de neutrones. Se considera que pueden existir muchos más agujeros negros de dimensiones semejantes.

CHORROS DE PLASMA

En abril de 2008 la revista Nature publicó un estudio realizado en la Universidad de Boston dirigido por Alan Marscherdonde explica que chorros de plasma colimados parten de campos magnéticos ubicados cerca del borde de los agujeros negros. En zonas puntuales de tales campos magnéticos los chorros de plasma son orientados y acelerados a velocidades cercanas a c (velocidad de la luz), tal proceso es comparable a la aceleración de partículas para crear una corriente de chorro (jet) en un reactor. Cuando los chorros de plasma originados por un agujero negro son observables desde la Tierra tal tipo de agujero negro entra en la categoría de blazar.

Que un agujero negro "emita" radiaciones parece una contradicción, sin embargo esto se explica: todo objeto (supóngase una estrella) que es atrapado por la gravitación de un agujero negro, antes de ser completamente "engullido", antes de pasar tras el horizonte de sucesos, se encuentra tan fuertemente presionado por las fuerzas de marea del agujero negro en la zona de la ergosfera que una pequeña parte de su materia sale disparada a velocidades próximas a la de la luz (como cuando se aprieta fuertemente una naranja: parte del material de la naranja sale eyectado en forma de chorros de jugo, en el caso de los objetos atrapados por un agujero negro, parte de su masa sale disparada centrífugamente en forma de radiación fuera del campo gravitatorio de la singularidad).

FORMACIÓN DE ESTRELLAS POR EL INFLUJO DE AGUJEROS NEGROS

Nuevas estrellas podrían formarse a partir de los discos elípticos en torno a agujeros negros; tales discos elípticos se producen por antiguas nubes de gas desintegradas previamente por los mismos agujeros negros; las estrellas producidas por condensación o acreción de tales discos elípticos al parecer tienen órbitas muy elípticas en torno a los agujeros negros supermasivos.

RADIACIÓN DE HAWKING

ARTÍCULO PRINCIPAL: RADIACIÓN DE HAWKING
Hasta principios de 1970 se pensaba que los agujeros negros no emitían directamente ningún tipo de materia, y su destino último era seguir creciendo por la acreción de más y más materia. Sin embargo, una consideración de los efectos cuánticos en el horizonte de sucesos de un agujero llevó a Hawking a descubrir un proceso físico por el cual el agujero podría emitir radiación. De acuerdo con el principio de incertidumbre de la mecánica cuántica existe la posibilidad de que en el horizonte se formen pares de partícula-antipartícula de corta duración, dado que la probabilidad de que uno de los elementos del par caiga dentro del agujero de manera irreversible y el otro miembro del par escape, el principio de conservación requiere que el agujero disminuya su masa para compensar la energía que se lleva el par que escapa de los aledaños del horizonte de sucesos. Nótese que en este proceso el par se forma estrictamente en el exterior del agujero negro, por lo que no contradice el hecho de que ninguna partícula material puede abandonar el interior. Sin embargo, sí existe un efecto neto de transferencia de energía del agujero negro a sus aledaños, que es la radiación Hawking, cuya producción no viola ningún principio físico.

NOTA LINGÜÍSTICA
En países como España o Argentina, donde se diferencia entre un hoyo (concavidad)13 y un agujero (abertura)1 debe usarse el término “agujero negro”. En los países como México o Chile donde hoyo y agujero son sinónimos,14 también son sinónimos “hoyo negro” y “agujero negro”.15

SOBRE EL COMPORTAMIENTO DE FRENADO DE LOS AGUJEROS NEGROS

Posted by :Kanijo On : 14/06/2010
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Los investigadores usan el concepto de “anti-golpe” para explicar por qué la velocidad baja súbitamente tras la colisión de tales objetos exóticos.


El golpeo no es sólo algo asociado con el fútbol: si dos agujeros negros se aproximan entre sí tan cerca como para colisionar y fusionarse, el agujero negro resultante retrocede y sale disparado a una velocidad de varios miles de kilómetros por segundo. A veces, no obstante, experimenta una súbita caída en su velocidad – un comportamiento para el cual no hay una explicación convincente. Científicos del Instituto Max Planck para Física Gravitatoria han encontrado una solución al misterio: hay un tipo de retroceso en la dirección opuesta que reduce la velocidad de todo el sistema. En este “anti-golpeo” el agujero negro emite ondas gravitatorias que alcanzan su forma óptima energéticamente: una esfera. (Physical Review Letters, June 3, 2010).

Visto desde fuera, un agujero negro no es un objeto tangible, sino una región del espacio que arrastra materia de su alrededor con una gran fuerza. El límite que separa esta región del resto del espacio se conoce como horizonte de eventos. En el caso más simple, el horizonte es una esfera perfecta flotando en el espacio. Cualquier cosa que cruce el horizonte desde el exterior es incapaz de abandonarlo de nuevo. Ni siquiera la luz puede escapar de esta trampa gravitatoria – de ahí su nombre. Los agujeros negros se considera que son componentes importantes de los modelos que los astrofísicos usan para explicar la evolución estelar o el interior de los núcleos galácticos activos.

Luciano Rezzolla, director del grupo de investigación de ‘Relatividad Numérica’ en el Instituto Max Planck para Física Gravitatoria (Instituto Albert Einstein, AEI), y sus colegas Rodrigo Macedo y José Luis Jaramillo empezaron a examinar un sistema simple. En este modelo, un agujero negro menor y otro mayor se mueven linealmente uno hacia otro para una colisión frontal. El agujero negro menor se mueve más rápido, tiene un alto momento y emite potentes ondas gravitatorias hacia abajo. Dado que cada acción produce una reacción el sistema global se mueve hacia arriba – éste es el “golpeo” (parte izquierda de la figura).

El agujero negro producido por la fusión, no es inicialmente esférico, sino que está deformado con una especie de “bulto” en la parte de arriba (parte central de la figura). Para suavizar esta asimetría y lograr una forma esférica más favorable energéticamente, se irradia más momento hacia arriba, a través de ondas gravitatorias: este “anti-golpeo”, por tanto, frena el agujero negro resultante. Aún se mueve hacia arriba, aunque a una velocidad reducida (parte derecha de la figura).

“Este modelo simple nos lleva mucho más lejos en la comprensión de la colisión entre agujeros negros. En nuestra publicación proporcionamos una explicación intuitiva para un proceso cuyos detalles matemáticos son terriblemente complejos”, dice Luciano Rezzolla. “Es importante en la física, comprender fenómenos complejos y proporcionar explicaciones claras. Este es el significado de los resultados de la investigación de Rezzolla y su equipo”, añade Bernard F. Schutz, Director de la División de Relatividad Astrofísica.

La generación de un gran golpeo en la fusión de agujeros negros tiene un impacto directo en la astrofísica: Dependiendo de su tamaño, de hecho, determina el número de galaxias que contienen agujeros negros supermasivos en sus centros dado que los agujeros negros pueden ser expulsados de sus galaxias. La explicación del anti-golpeo sugiere una metodología para estudiar la física alrededor de un agujero negro monitorizando la geometría cercana a su horizonte. Esta aproximación puede ayudar a comprender algunos aspectos fundamentales de la física de los agujeros negros.

Artículo de referencia: Luciano Rezzolla, Rodrigo P. Macedo and José Luis Jaramillo ‘Understanding the “anti kick” in the merger of binary black holes’ Physical Review Letters, June 3, 2010


EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS: UN MISTERIO DEL AIRE Y EL MAR

FRENTE A LA COSTA SUDESTE DE LOS ESTADOS UNIDOS, en el Atlántico Occidental, existe una zona que forma lo que se ha denominado un triángulo. Se extiende desde las Bermudas, por el Norte, hasta el sur de la Florida; va hacia el Este, hasta un punto situado a través de las Bahamas, más allá de Puerto Rico, a unos 40 grados de longitud Oeste, y luego regresa hacia las Bermudas.

Esta zona ocupa un sitial inquietante, casi increíble, en el catálogo de los misterios no resueltos del mundo. Habitualmente se le llama el Triángulo de las Bermudas, donde más de cien barcos y aviones han desaparecido en medio de una atmósfera transparente. La mayor parte de las desapariciones ha ocurrido desde 1945, y en los últimos 26 años se han perdido allí más de mil vidas humanas, sin que se haya podido recuperar ni un solo cuerpo, ni siquiera un trozo de los restos de los aviones o barcos desvanecidos.

Pese a que hoy los viajes por mar y aire son mucho más frecuentes y las investigaciones son más acuciosas y los registros más escrupulosamente llevados, las desapariciones se siguen produciendo en número aparentemente cada vez mayor.

Muchos de estos aviones se perdieron mientras estaban en contacto radial con sus bases o con sus lugares de destino, contacto que se mantuvo normalmente hasta el momento mismo de la desaparición. Otros enviaron los más extraordinarios mensajes radiales, dando a entender que no podían hacer funcionar sus instrumentos, que sus compases giraban locamente, que el cielo se había tornado amarillo y brumoso (en un día claro) y que el océano (sereno en los alrededores) "no parecía normal", sin precisar mayormente que era lo anormal.

El 5 de diciembre de 1945, un grupo de cinco aviones que formaban una escuadrilla de Avengers TBM de la Marina de los Estados Unidos, y que viajaban en misión desde la base aeronaval de Fort Lauderdale, más el Martin Mariner enviado en su rescate, desaparecieron y fueron objeto de una de las operaciones de búsqueda marítimo-terrestre más intensivas jamás realizadas, pese a que nunca pudo localizarse algún bote salvavidas, o mancha de aceite o restos de naufragio.

Otros aviones, incluso de pasajeros, han desaparecido mientras recibían instrucciones para aterrizar. Como se ha señalado en los sumarios de la Junta de Investigación Naval, pareciera que se hubiesen ido volando por un agujero abierto en el cielo. Navíos grandes y pequeños se han perdido sin dejar rastros. Como si ellos y sus tripulaciones hubiesen sido arrastrados hacia otra dimensión.

Algunos muy grandes, como el carguero Marine Sulphur Queen, de 129 metros de largo, o el Cyclops, de 19.000 toneladas, con 309 pasajeros a bordo, simplemente se desvanecieron. Otros barcos y lanchas han sido hallados a la deriva dentro del Triángulo, algunas veces con un animal como sobreviviente, un perro, o un canario, que no podían explicar lo ocurrido. Por cierto, hubo un caso en que un lorito hablador desapareció junto con la tripulación.

Las pérdidas de barcos y aviones en el Triángulo de las Bermudas siguen ocurriendo hasta hoy. Ninguno de ellos es dado por retrasado o puesto dentro de la categoría de "búsqueda interrumpida" en los archivos de la sección séptima de la Guardia Costera sin que entre el público o los investigadores quede la sensación explícita o tácita de que existe alguna conexión entre el pasado y el actual fenómeno del Triángulo de las Bermudas.

Da la impresión de que el número de personas que piensan que ocurre algo muy grave en esta área es cada vez mayor. Los recientes y numerosos informes acerca de aviones y embarcaciones que han sufrido experiencias increíbles dentro del Triángulo y supervivieron contribuyen a crear un nuevo folklore del mar, pese a que la causa de la inexplicable amenaza que pesa sobre naves aéreas y marítimas en esta zona sigue rodeada del mismo misterio de siempre.

Se han ofrecido —y considerado seriamente— las más variadas e imaginativas explicaciones sobre las presuntas pérdidas y muertes (presuntas, ya que no se ha recuperado un solo cadáver). Algunas de ellas van desde las repentinas mareas causadas por terremotos hasta las bolas de fuego que explotan contra los aviones, pasando por ataques de monstruos marinos, trastornos témporo-espaciales que conducen hacia otra dimensión, torbellinos electromagnéticos o gravitacionales que hacen que los aviones se estrellen o los barcos se pierdan en el mar, capturas y secuestros por OVNI manejados por entes de culturas sobrevivientes de la Antigüedad, el espacio exterior o el futuro y en busca de especimenes de los actuales habitantes de la Tierra.

Una de las sugerencias más notables fue la que hizo Edgar Cayce, el "profeta durmiente", un curandero y vidente que murió en 1944. Décadas antes de que se sospechase la posibilidad de emitir rayos láser, Cayce sostuvo que los antiguos Atlantes usaban cristales como fuentes de energía, que dichos cristales estaban localizados específicamente en la zona de las Bimini y que lo más probable era que posteriormente se hundiesen en la Lengua del Océano, frente a la costa de Andros, en las Bahamas, donde han ocurrido muchas de las desapariciones.

Según esta concepción, una fuente de energía errante y hundida a una profundidad de 1.600 metros al oeste de Andros estaría ejerciendo todavía una atracción ocasional sobre los compases y el equipo electrónico de los barcos y aviones de la actualidad.

En todo caso, la explicación o solución del misterio parece estar relacionada con el mar, que es de por sí el más grande misterio que todavía enfrentan los habitantes de la Tierra. Aunque nos hallamos en los umbrales del espacio, contemplando de manera un tanto ansiosa el cosmos y pensando que ya el mundo tan concienzudamente explorado no tiene secretos para nosotros, la verdad es que alrededor de tres quintas partes de la superficie del globo, constituidas por las profundidades abismales del océano, nos son casi tan conocidas como los cráteres de la luna, o incluso menos.

Naturalmente, hace tiempo que hemos trazado un mapa de los contornos generales del fondo del mar: primero por medio de sondas mecánicas y más recientemente utilizando sonar y exploraciones submarinas y con batisferas, luego con cámaras-sonda de gran profundidad, hemos configurado las corrientes de superficie y submarinas. Ahora dichos aparatos están investigando la existencia de petróleo en las plataformas continentales y tal vez muy pronto lo harán a profundidades aún mayores.

La actividad desplegada durante la guerra fría y la creciente utilización de flotas submarinas, pese al peligro experimentado por la marina francesa en las actividades submarinas en el Mediterráneo y por la de los Estados Unidos en el Atlántico, contribuirían considerablemente, si los materiales fuesen publicados, a hacer mayor nuestro conocimiento del fondo del mar. Sin embargo, las partes más profundas del océano todavía podrían reservarnos sorpresas considerables. Es posible que las planicies abismales y los cañones y hendiduras contiguas contengan una fauna inesperada.

En el Océano Indico se descubrió en 1938 que el "extinguido" coleocanto, un pez supuestamente prehistórico, dotado de extremidades residuales, estaba perfectamente vivo, y muy bien. Se trata de un pescado azul, de cuatro miembros, que era muy abundante hace alrededor de sesenta millones de años. Al último espécimen fosilizado que se halló antes de encontrar el ejemplar vivo se le atribuyó una antigüedad de dieciocho millones de años.

Existen descripciones detalladas, provenientes de observadores dignos de confianza, que en su mayoría no tienen nada que ganar, y sí mucho que perder al escribir un informe sobre una "serpiente marina", donde se hace un boceto o se explican las características de ciertas criaturas marinas que tienen una estructura muy parecida a la del monosaurio del Plioceno, o ictiosaurio, el que aparentemente vive todavía en las profundidades abismales.

En algunas ocasiones, cuando se han acercado a playas y puertos situados en puntos diversos, desde Tasmania hasta Massachusetts, estas criaturas han sido observadas por cientos de testigos. El monstruo de Loch Ness, al que se le llama cariñosamente "Nessie" y que ha sido fotografiado con regularidad, aunque en forma borrosa, podría ser una versión menor de estos gigantescos "peces lagartos", que es como se traduce su nombre griego, Ichthyosaurus.

El oceanógrafo danés Antón Bruun observó en una ocasión un renacuajo de casi dos metros de largo, similar a una anguila, que había sido pescado por un barco de arrastre y que se hallaba en estado larval. Si hubiese llegado a su edad adulta, creciendo proporcionalmente, habría llegado a medir 22 metros de largo.

Aunque no se ha recogido ningún ejemplar de calamar gigante, hay diversos indicios de que podrían ser tan grandes como algunas de las legendarias "serpientes marinas", e incluso de que podrían ser las propias serpientes de mar vistas por tantos observadores.

Se puede calcular el tamaño de estos calamares gigantes por medio de los restos de esqueletos que se encuentran ocasionalmente y también gracias a las marcas en forma de disco encontradas en los lomos de algunas ballenas; los tentáculos de los calamares succionan el pigmento de la piel de las ballenas y dejan la huella que sugiere titánicas batallas en las profundidades.

Aunque siempre estamos aprendiendo más acerca de la vida en las profundidades del océano, la mayor parte de nuestras observaciones y de nuestras capturas de ejemplares han sido casuales, como podría ocurrir, para hacer una analogía, con exploradores del espacio que hubiesen lanzado redes desde sus naves espaciales en diversas regiones de la Tierra, para luego recogerlas con lo que pudiesen haber encontrado.

Incluso las criaturas marinas que ya nos resultan familiares presentan ciertos misterios en sus migraciones y hábitos procreativos. Por ejemplo, las anguilas de Europa interior y América, que se encuentran para la procreación en el mar de los Sargazos y desde el cual sólo los nuevos ejemplares regresan a los lugares de origen de sus padres; los atunes, que inician su emigración frente a las costas del Brasil, viajan a Nueva Escocia y luego a Europa y entonces algunos, sólo algunos, siguen hacia el Mediterráneo; las langostas de púas, que caminan sobre el fondo del mar, descendiendo por la plataforma continental y siguiendo luego hacia abajo, rumbo a un destino ignorado en la llanura abisal.

Entre otros misterios, se pueden citar las grandes fosas de los océanos, que curiosamente tienen aproximadamente la misma profundidad —11.000 metros, algo asombroso— y las criaturas vivientes que se hallan en el fondo, bajo tan enorme presión. O las corrientes oceánicas, los grandes ríos de la mar.

Algunas son de superficie y su profundidad es variable, mientras otras fluyen a centenares de metros de hondura y a menudo en direcciones distintas a las de la superficie. O la corriente de Cromwell, en el Océano Pacífico, que hace algunos años subió a la superficie y luego retornó a su nivel submarino. Casi todas estas corrientes giran: las del Hemisferio Norte como las manecillas del reloj, y las del Hemisferio Sur en sentido contrario.

Pero, ¿cómo es que la corriente de Bengala constituye una excepción, puesto que fluye sin girar?

Los vientos y las olas son otros tantos misterios. Las tormentas más violentas y repentinas se producen sólo en dos lugares: en el Caribe y en la región atlántica occidental, en forma de huracanes, y en el sur del Mar de la China, en forma de tifones. Sin embargo, algunas veces aparecen olas enormes, conocidas como olas "seiche", en medio de mares habitualmente serenos.

Se cree que estas olas provienen de deslizamientos de tierra submarinos o de terremotos que pasan inadvertidos en la superficie y no aparecen en las previsiones meteorológicas. En la actualidad, la riqueza mineral del océano es incalculable y la extracción y explotación de estos depósitos minerales, además de las del petróleo, podrían afectar considerablemente la situación financiera futura.

El manto protector del mar cubre también tesoros y vestigios de civilizaciones pasadas. Muchas de ellas resultan evidentes en las bajas aguas costeras de la plataforma continental del Mediterráneo y el Atlántico, pero otras podrían yacer, por ejemplo, a unas profundidades de más de 1.500 metros, frente a la costa del Perú. Allí se han fotografiado columnas talladas emplazadas entre los que podrían ser edificios sumergidos, prueba de tremendos hundimientos de tierra que podrían haber ocurrido dentro de la era del hombre civilizado.

En muchas zonas de los mares del mundo, desde la perdida Atlántida en el centro del Atlántico, hasta las Bahamas o el Mediterráneo Oriental, perviven historias de civilizaciones sumergidas. Por ejemplo, los misterios de la isla de Pascua y otras civilizaciones perdidas del Pacífico Sur, o la posibilidad de la existencia de una cultura ahora enterrada bajo el hielo de la Antártida, que habría existido allí antes del desplazamiento de los polos.

Hay algunas áreas del fondo del mar que parecieran estar en constante movimiento. En mayo de 1973, parte de la fosa de Bonin, cerca de Japón, subió casi dos mil metros. La mayoría de los cien mil terremotos que se producen todos los años a lo largo de la cordillera del centro del Atlántico ocurren en el lugar donde, según se supone desde remotas épocas, estaba ubicada la legendaria Atlántida.

Existen también el misterio del "fondo falso", frecuentemente revelado por las investigaciones con sonar, a gran profundidad. Dichas pesquisas revelan a menudo que la profundidad es mucho mayor que la que antes se había supuesto y más tarde vuelven a arrojar el resultado primitivo. Se ha supuesto que este falso fondoes el resultado de la presencia ocasional de bancos de peces u otra variedad de la fauna marina, tan compacta, que presenta una superficie sólida contra la cual rebota el sonar, proporcionando la información errónea.

Los curiosos rayos brillantes del "agua blanca" de la corriente del Golfo constituyen otro misterio perturbador. Se ha pensado que podrían ser causados por bancos de peces fosforescentes, o por la marga agitada por los pescados, o por la presencia de radioactividad en el agua.

En todo caso, el fenómeno resultó suficientemente notable como para que ya Colón lo comentase, hace cinco siglos, y fue también la última luz terrestre que pudieron ver los astronautas rumbo al espacio. Por último, tenemos la teoría de los continentes que se desplazan, al separarse uno del otro a lo largo del océano y alejarse de su posición original, donde se hallaban agrupados y formando un supercontinente. Esta teoría ha sido aceptada sólo recientemente y podría tener estrecha relación con la rotación, composición y comportamiento de la propia Tierra.

Sin embargo, hay una diferencia entre estos múltiples misterios, que podrían ser finalmente resueltos (y que por ahora producen considerable inquietud), y el que plantea el Triángulo de las Bermudas, que introduce un elemento de peligro para el viajero. Naturalmente, es verdad que todos los días un gran número de aviones vuelan sobre el Triángulo, que barcos grandes y pequeños navegan por sus aguas y que innumerable cantidad de viajeros visitan la región sin que se produzca ningún incidente.

Además, barcos y aviones se han perdido y se siguen perdiendo en el mar y en los océanos del mundo por una serie de razones. Por cierto, debemos acordarnos de distinguir entre "perdido en el mar", lo que sugiere el hallazgo de un naufragio o de ciertos restos identificables y "desaparecido", que es el caso en que no se encuentra nada. Pero, en ninguna otra región, aparte del Triángulo de las Bermudas, han sido tan numerosas las desapariciones sin explicación.

En ninguna se las ha registrado tan bien, ni han sido tan repentinas y acompañadas de circunstancias tan extrañas, algunas de las cuales llevan el elemento de la coincidencia hasta los límites de lo imposible.

Muchas autoridades marítimas o aeronáuticas podrían hacer la observación de que es perfectamente natural que algunos aviones, barcos o yates desaparezcan en una zona en que hay tantos viajes marítimos y aéreos, todos ellos sujetos a tormentas repentinas y a las múltiples posibilidades de accidentes y errores de navegación. Esas mismas autoridades comentarían, tal vez, que el Triángulo de las Bermudas sencillamente no existe y que esa denominación en sí es falsa, o errónea, y constituye un misterio fabricado para divertir a los lectores curiosos e imaginativos.

Las líneas aéreas que sirven la región comprendida en el Triángulo de las Bermudas suscriben esta versión con un entusiasmo fácil de comprender, aunque hay muchos pilotos experimentados que no están muy seguros de su inexistencia.

Los que aseguran que el Triángulo no existe tienen razón, en cierto sentido, porque el área de las desapariciones inexplicables podría no ser un verdadero triángulo, sino más bien una elipse, o tal vez el segmento gigante de un círculo cuyo ápice estaría cerca de las Bermudas y cuyo fondo curvo se extendería desde la baja Florida hasta más allá de Puerto Rico, describiendo una curva hacia el Sur y el Este a través del mar de los Sargazos, y volviendo luego hacia las Bermudas.

En general, los que más han estudiado el fenómeno están de acuerdo en su ubicación, aunque puedan diferir en detalles. Ivan Sanderson, que se ocupó del tema en su obra Invisible Residents (Residentes invisibles) y en numerosos artículos, llegó a la conclusión de que la zona tenía la forma de una elipse, o punta de diamante, y de que habría otras doce similares, esparcidas en todo el mundo a intervalos regulares; entre ellos, el tristemente célebre mar del Diablo, en el Japón.

John Spencer piensa que el área peligrosa sigue la plataforma continental: parte de un punto frente a Virginia y se dirige luego al Sur, a lo largo de la costa norteamericana, y pasa más allá de Florida para continuar alrededor del Golfo de México. Cree también que la región incluiría los escalones submarinos de las islas del Caribe y la periferia de las Bermudas.

Vincent Gaddis, autor de Invisible Horizons (Horizontes invisibles) y de un artículo en la revista Argosy —que fue el que probablemente dio su nombre al Triángulo—, traza su forma triangular aproximadamente dentro,
"... de una línea que va de Florida a las Bermudas, otra desde las Bermudas a Puerto Rico, y una tercera que vuelve a Florida a través de las Bahamas".
En cambio, John Godwin, en su libro This Baffling World (Este mundo sorprendente) sugiere que el "Mar de la Mala Suerte" es "una especie de cuadrado, cuyos límites se extienden entre las Bermudas y la costa de Virginia" y cuyo extremo sur está "formado por las islas de Cuba, Hispaniola y Puerto Rico".

Incluso la Guardia Costera de los Estados Unidos, que no cree en el Triángulo de las Bermudas, lo sitúa cortésmente, para aquellos que solicitan información, en un impreso —registro 5720— del Séptimo Distrito del servicio.

Comienza así:
El "Triángulo de las Bermudas, o del Diablo", es una zona imaginaria situada frente a la costa Atlántica sudoriental de los Estados Unidos, que es conocida por la alta proporción de pérdidas inexplicables de barcos, pequeños botes y aviones. Los vértices generalmente aceptados del Triángulo son las Bermudas, Miami (Florida) y San Juan (Puerto Rico).
Los meteorólogos se refieren con frecuencia al "Triángulo del Diablo" como un área limitada por líneas que van desde las Bermudas, hasta Nueva York, por el Norte, y por el Sur hasta las Islas Vírgenes, ondulando como un abanico hacia el Oeste y abarcando 75° de latitud Oeste.

Si el lector observa el mapa en el que se indican las desapariciones importantes de barcos y aviones, podrá sacar sus propias conclusiones acerca de la forma del Triángulo de las Bermudas y verificar si es un triángulo, o tal vez uno pequeño dentro de otro mayor, una elipse gigante, un cuadrado, o un fenómeno que se desplaza paralelamente a los escalones continentales y de las islas.

En círculos marítimos se sabía hace mucho tiempo que numerosos barcos habían desaparecido en esta zona y algunas de las anteriores desapariciones podrían haber contribuido a elaborar la leyenda del "Mar de los Barcos Perdidos", o del "Cementerio de Barcos", ubicado en el mar de los Sargazos y parte del cual está situado dentro del Triángulo.

Los registros concernientes a las desapariciones de barcos parecen indicar desapariciones de una frecuencia creciente, desde la década de 1860, tal vez debido a que entonces hubo una información más detallada. Las desapariciones comienzan después de la Guerra Civil, descartando así posibles ataques de parte de los Confederados.

Sin embargo, algunos meses después de la Segunda Guerra Mundial se produjo un incidente notable, que sugeriría que los aviones que vuelan sobre esta zona podrían desvanecerse del cielo por las mismas razones que han hecho que los barcos se pierdan en el mar.

Ese fue el incidente que dio su nombre al Triángulo de las Bermudas.




EL TRIÁNGULO DE LOS AVIONES DESAPARECIDOS

EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS EMPEZÓ A SER conocido con ese nombre como resultado de la desaparición de seis aviones de la Marina y sus tripulaciones, ocurrida el 5 de diciembre de 1945. Los primeros cinco aviones que desaparecieron, aparentemente en forma simultánea, se hallaban cumpliendo una misión rutinaria de entrenamiento con un plan elaborado para seguir un curso de vuelo triangular.

El vuelo debía iniciarse en la estación aeronaval de Fort Lauderdale, en Florida, para luego seguir 300 kilómetros hacia el Este, 75 kilómetros hacia el Norte y enseguida regresar a la base, siguiendo un rumbo sudoeste. Las Bermudas dieron su nombre a una región conocida indistintamente como "Triángulo del Diablo", "Triángulo de la Muerte", "Mar de la Mala Suerte", "Cementerio del Atlántico" y muchas otras denominaciones.

La razón principal es que esta zona se hizo notar en la época en que el vértice del vuelo triangular desde Fort Lauderdale estaba en línea directa con las Bermudas. Ocurre también que las Bermudas parecieran ser el límite norte, tanto de las primeras como de las últimas desapariciones de barcos y aviones, en circunstancias muy peculiares.

Pero ningún incidente anterior o posterior ha resultado más notable que esta desaparición total de un vuelo de entrenamiento completo, junto con el gigantesco avión de rescate, un Martin Mariner con una tripulación de trece hombres, que se desvaneció inexplicablemente durante las operaciones de rescate. Vuelo 19 era el nombre del grupo de aviones condenados que partieron de su base en Fort Lauderdale, la tarde del 5 de diciembre de 1945.

Estaban comandados por cinco oficiales pilotos y llevaban nueve tripulantes. Cada avión tenía destinados dos tripulantes, pero aquel día faltó un hombre. Había pedido que le relevasen del vuelo debido a un presentimiento, y no fue sustituido. Los aviones eran bombarderos-torpederos Grumman TBM-3 Avenger, y cada uno llevaba suficiente combustible como para volar más de 1.800 kilómetros.

La temperatura era de 18° C, había un sol brillante, sólo algunas nubes dispersas y un moderado viento de dirección nordeste. Los pilotos que habían volado antes, aquel mismo día, informaron que el tiempo estaba ideal para volar. La duración de aquella misión específica fue estimada en dos horas. Los aviones comenzaron a despegar a las 2 de la tarde, y a las 2.10 estaban todos en vuelo.

El teniente Charles Taylor, que era el comandante y tenía más de 2500 horas de vuelo, condujo los aviones hacia Chicken Shoals, al norte de Bimini, donde tenían que comenzar a hacer recorridos de práctica sobre un viejo pontón. Tanto los pilotos como las tripulaciones eran aviadores experimentados y no había ninguna razón para esperar nada desusado durante la misión de rutina del Vuelo 19.

Sin embargo, algo ocurrió, y más que desusado. Alrededor de las 3.15, luego que los aviones hubieron realizado sus ataques con bombas y continuaron hacia el Este, los radio-operadores de la torre de control de la base aeronaval de Fort Lauderdale, que estaban esperando ponerse en contacto con los aviones para confirmar la hora estimada de arribo y darles instrucciones de aterrizaje, recibieron un extraño mensaje de parte del jefe del vuelo.

La grabación registró lo siguiente:


Jefe de vuelo (teniente Charles Taylor): Llamando a la torre. Esta es una emergencia. Parece que hemos perdido el rumbo. No podemos ver tierra... Repito... No podemos ver tierra...
Torre: ¿Cuál es su posición?
Jefe de vuelo: No estamos seguros de nuestra posición. No podemos estar seguros acerca de dónde estamos. Parece que nos hemos perdido...
Torre: Tome dirección debida, hacia el Oeste.
Jefe de vuelo: No sabemos en qué dirección está el Oeste. Todo anda mal... Es extraño... No podemos estar seguros acerca de ninguna dirección... ni siquiera el océano tiene un aspecto normal...

Alrededor de las 3.30 el instructor de vuelo principal de Fort Lauderdale recogió en su radio un mensaje de alguien que llamaba a Powers, uno de los alumnos aviadores, y pedía información acerca de las indicaciones de su compás, y escuchó a Powers decir:
"No sabemos dónde estamos. Debemos de habernos perdido cuando hicimos aquel último giro"
El jefe del vuelo pudo ponerse en contacto con el instructor del Vuelo 19, y éste le dijo:
"Mis dos compases han dejado de funcionar. Estoy tratando de hallar Fort Lauderdale... Estoy seguro de que nos hallamos sobre los Cayos, pero no sé a qué altura..."
El instructor jefe le aconsejó entonces que volara hacia el Norte, con el sol sobre el costado de la escotilla, hasta que llegase a la base aeronaval. Pero luego escuchó:
"Acabamos de pasar sobre una pequeña isla. No hay más tierra a la vista..."
Aquello era una seña de que el avión del instructor no se hallaba sobre los Cayos y de que la escuadrilla completa había perdido el rumbo, puesto que no podían ver tierra, la tierra que se aprecia normalmente a continuación de los Cayos.
Debido a la estática, resultó cada vez más difícil escuchar mensajes del Vuelo 19.

Aparentemente, los aviones no podían ya oír a la torre, pero en cambio la torre escuchaba conversaciones entre los aparatos. Algunas se referían a posibles faltas de combustible; decían tener gasolina sólo para 75 millas (120 km); hacían referencia a vientos de 75 millas por hora.

Y luego, la desalentadora observación acerca de que todas las brújulas, giroscópicas y magnéticas, de todos los aviones, habían dejado de funcionar y "se habían vuelto locas", como se dijo entonces. Cada una mostraba orientaciones distintas. Durante todo este tiempo, el poderoso transmisor de Fort Lauderdale fue incapaz de hacer contacto alguno con los cinco aviones, aunque la comunicación entre ellos era bastante audible.

Mientras tanto, al conocerse las noticias acerca de la emergencia en que se hallaba el Vuelo 19, se produjo una conmoción muy comprensible entre el personal de la base. Comenzaron a tejerse toda clase de suposiciones acerca de un ataque enemigo (aun cuando la II Guerra Mundial había terminado hacía ya varios meses) o incluso de ataques de nuevos enemigos, y se despachó un avión de rescate: un bimotor anfibio Martin Mariner de la base aeronaval del río Banana.
 
A las 4 de la tarde, la torre escuchó de pronto que el teniente Taylor había entregado el mando inesperadamente a un veterano piloto naval, el capitán Stiver. Aunque de modo borroso y alterado por la tensión, pudo enviar un mensaje inteligible:
"No estamos seguros acerca de dónde nos hallamos... Creemos estar a unas 225 millas (360 km) al nordeste de la base... Debemos de haber pasado sobre Florida y debemos de estar en el Golfo de México...".
Enseguida, el jefe del vuelo decidió, al parecer, dar una vuelta de 180°, con la esperanza de volar de regreso hacia Florida. Pero, al hacer el giro, la transmisión comenzó a hacerse más y más débil, señalando que habían hecho una mala maniobra y que estaban volando hacia el Este, lejos de la costa de Florida y sobre mar abierto. Algunos informes señalan que las últimas palabras del Vuelo 19 fueron: "Parece que estamos..."

Sin embargo, otros de los que escuchaban parecen recordar algo más; algo como "entrando en agua blanca... Estamos completamente perdidos...". Entretanto, según el mensaje del teniente Come, uno de los oficiales del Martin Mariner despachados a la zona donde en general se pensaba que debía de hallarse el vuelo, y que la torre recibió sólo algunos minutos después de su despegue, había vientos muy fuertes sobre los 1.800 metros.

Este fue el último mensaje que se recibió del avión del rescate. Poco después, todas las unidades de rastreo recibieron un despacho urgente que señalaba que ahora había en lugar de cinco, seis aviones perdidos. El aparato de rescate y su tripulación de trece hombres también habían desaparecido.

No volvió a recibirse ningún mensaje del Vuelo 19, en misión de entrenamiento, ni del Martin Mariner enviado a rescatarlo. No obstante, poco después de las 7 de la tarde la base aeronaval Opa-Locka, en Miami, recibió un débil mensaje, que consistió en lo siguiente: "FT... FT...".

Las siglas eran parte de la señal de los aviones del Vuelo 19. El avión del instructor era el FT-28. Pero, si el mensaje provino realmente de la "patrulla perdida", el período de tiempo en que se recibió indicaría que fue enviado dos horas después del momento en que era de presumirse que los aviones habían agotado su combustible.

La búsqueda aérea original, iniciada el día de la desaparición, fue suspendida a causa de la oscuridad, pero los barcos de la Guardia Costera siguieron buscando sobrevivientes durante la noche. Al día siguiente, jueves, con las primeras luces del alba, se inició un enorme esfuerzo de rastreo. Sin embargo, a pesar de que fue uno de los más concienzudos de la historia, y de que emplearon 240 aviones de tierra, 67 del portaaviones Solomons, 4 destructores, varios submarinos, 18 navíos de la Guardia Costera, lanchones de búsqueda y rescate, cientos de aviones, yates y botes privados, más aparatos PBM de la base aeronaval del río Banana, y pese a la ayuda de la Real Fuerza Aérea y de la Marina británicas con base en las Bahamas, no se encontró nada.

Ni el promedio de 167 vuelos diarios que recorrían las aguas a sólo 100 metros de altura, desde el alba hasta el anochecer, ni la minuciosa inspección de casi un millón de kilómetros cuadrados de mar y tierra, que incluían el Atlántico, el Caribe, partes del Golfo de México, el interior de la Florida y las islas vecinas, todo lo cual significó una búsqueda aérea de 4.100 horas, pudieron descubrir rastros de naufragio, o botes salvavidas, o manchas de aceite.

Las playas de la Florida fueron inspeccionadas diariamente, durante un período de varias semanas, para ver si aparecían restos flotantes de los aviones desaparecidos, pero la operación no tuvo éxito alguno.

Todo posible indicio fue investigado. Primero se pensó que el informe acerca de una llamarada roja en tierra, enviado por un avión comercial el mismo día de las desapariciones, podía corresponder a una explosión del Martin Mariner, pero esto fue posteriormente desmentido. Luego, un barco mercante dio cuenta de una explosión en el cielo, ocurrida a las 7.30 de la tarde, pero, si hubiese estado relacionada con los cinco Avengers, querría decir que los aparatos estaban todavía volando horas después de haber agotado su combustible.

Esta explicación significaría, además, que los cinco chocaron y estallaron al mismo tiempo, tras mantener en silencio sus radios desde la interrupción del contacto destinado a informar sobre el tiempo de vuelo. Por otra parte, resulta curioso que no se hayan recibido mensajes de socorro, ni del Vuelo 19 ni de la misión de rescate. En cuanto a posibles amarajes forzosos, los Avengers estaban en condiciones de posarse suavemente sobre las aguas, y en todo caso, podían mantenerse noventa segundos a flote.

Las tripulaciones estaban entrenadas para abandonar la nave en sesenta segundos, y disponían de botes salvavidas colocados en la parte exterior de los aviones. Por consiguiente, casi en cualquier caso de amaraje forzoso, los botes salvavidas debieron quedar flotando y habrían sido encontrados. Durante la primera parte de la operación rescate, algunos rastreadores notaron un fuerte oleaje, pero las olas estaban tan separadas unas de otras, que los aviones habrían podido amarar, en caso necesario, en los espacios intermedios.

La curiosa referencia al "agua blanca", en el último mensaje del Vuelo 19, podría tener alguna relación con la espesa bruma blanca característica de vez en cuando en esta zona, que suele mover a confusión. Esto podría explicar también la falta de visibilidad y el informe de que el sol "no parece normal", pero en cambio, no tenía porqué afectar a los compases y giroscopios. Por otra parte, existe un punto muerto en las comunicaciones radiales entre Florida y las Bahamas, pero las dificultades de los aviones comenzaron antes de que se perdiera el contacto radial.

Una junta naval de investigación que examinó todas las evidencias disponibles, terminó igualmente a oscuras respecto de lo que había ocurrido. Además, tuvo que discutir el sometimiento a corte marcial de un oficial experto en instrumentos, que luego resultó exonerado, al comprobarse que todos los que tenía a su cargo habían sido revisados antes del despegue. En una parte de su informe señala:
"Fue interceptado un mensaje radial que indicaba que los aviones estaban perdidos y que sus compases estaban funcionando mal".
Posteriormente, en una entrevista de prensa, el, capitán W. C. Wingard fue algo más directo, cuando dijo:
"Los miembros de la junta investigadora no pudieron hacer ni siquiera una buena suposición acerca de lo ocurrido".
Otro miembro de la junta comentó, en forma un tanto dramática:
"Se desvanecieron completamente, como si hubiesen volado a Marte...".
Con ello introdujo algunos inquietantes elementos relativos a viajes espaciales y posibles OVNIS, los que desde entonces pasaron a formar parte, en buena medida, de la leyenda del Triángulo de las Bermudas. Algunos investigadores y oceanógrafos muy serios han ofrecido una variedad de explicaciones acerca de cómo éstos y tantos otros barcos y aviones pudieron desaparecer sin dejar rastro, lo mismo que sus pilotos y pasajeros.

El teniente R. H. Wirshing, oficial de entrenamiento de la base aeronaval de Fort Lauderdale en la época del incidente, que ha examinado el caso durante años, piensa que el verbo "desaparecer" es un factor muy importante en todo lo relativo a la suerte corrida por la tripulación del Vuelo 19, ya que jamás se ha presentado prueba alguna de que realmente haya perecido. (La madre de uno de los pilotos perdidos, que asistió al proceso de la Marina, declaró que tenía la impresión de que su hijo "se hallaba aún con vida, en algún lugar del espacio".)

Y el diario News de Miami reprodujo las siguientes declaraciones del doctor Manson Valentine, un científico que ha estado observando la zona durante años desde Miami:
"Todavía se encuentran allí, pero están en una dimensión diferente, en un fenómeno magnético que podría haber sido provocado por un OVNI",
Un oficial de la Guardia Costera y miembro de la Junta investigadora, se expresó con una franqueza llena de frescura. Sencillamente, dijo: "¡No sabemos qué demonios ocurre allí!".

Otro oficial de la junta, en una declaración tajante, y más formal, expresó el consenso de los investigadores:
"Esta pérdida ocurrida en tiempo de paz parece ser un misterio completo; el más extraño jamás investigado en los anales de la aviación naval...".
Algunos desastres suelen presentar elementos de una coincidencia increíble, sobre todo cuando ocurren en el mar. Por ejemplo, cuando el carguero Stockholm chocó con el barco de pasajeros Andrea Doria, una muchacha que hablaba español se vio arrebatada desde su cabina del transatlántico y lanzada con una parte del camarote hacia el interior del carguero, junto a la cabina de un marinero que era la única persona de aquel barco que hablaba español. La pérdida del Vuelo 19 no constituyó una excepción a esta constante de elementos coincidentes.

Buena parte del material citado hasta ahora proviene de notas de primera mano tomadas por el Comandante R. H. Wirshing, que era entonces teniente y se hallaba de servicio como oficial de adiestramiento en la base de Fort Lauderdale. Wirshing recuerda que aquel mismo día hubo también un vuelo de entrenamiento matinal que resultó un tanto extraño.

Este vuelo, al que los comentarios de prensa relativos al desastre dieron poca importancia debido a que era bastante menos sensacional, también experimentó dificultades con el compás, y en lugar de volver a su base, aterrizó 80 kilómetros al Norte.

Por lo menos dos miembros del Vuelo 19 parecen haber tenido un presentimiento acerca de la catástrofe. Uno de ellos fue el propio instructor de vuelo, que se presentó con retraso a recibir las instrucciones para la misión. Llegó a la 1.15 de la tarde y solicitó que le relevaran de aquella tarea específica.

Sin embargo, no acompañó su petición de ningún tipo de explicación. Simplemente dijo que no deseaba tomar parte en la misión. Puesto que no se disponía de ningún relevo, su solicitud fue denegada.

El segundo caso, al que el teniente Wirshing asistió personalmente y que ha sido muy comentado, fue el incidente del cabo del cuerpo de Marines, Allan Kosnar, quien, pese a estar designado para tomar parte en el Vuelo 19, no se presentó. Según la prensa, hizo las siguientes declaraciones:
"No puedo explicar por qué, pero, por alguna extraña razón, decidí no salir en el vuelo de aquel día".
Sin embargo, según el teniente Wirshing, el cabo era un veterano de Guadalcanal, le quedaban sólo cuatro meses de servicio y había solicitado hacía algunos meses que le relevasen de los vuelos. El día de la misión el asunto volvió a plantearse y el teniente Wirshing le dijo que se presentara ante el médico de la base para solicitar su retiro. Así lo hizo, y por ello el Vuelo 19 partió con un tripulante menos. Cuando se presentaron los primeros indicios de la pérdida de la misión, el teniente Wirshing se dirigió al cuartel de los reclutas, en busca de voluntarios.

La primera persona que encontró fue el cabo, quien le dijo:
"¿Se acuerda de que usted me ordenó que fuera al médico? Así lo hice, y me relevó de participar en vuelos. El que se ha perdido era el mío".
Sin embargo, el informe de pista daba a entender que los aviones habían salido con sus tripulaciones completas, como si algún otro marino hubiese subido a bordo a última hora. Esto obligó a realizar verificaciones de las listas del personal de la base, para comprobar si faltaba alguien. Cuando se averiguó que todo el personal estaba presente, el misterio adicional del "informe de tripulación completa" se convirtió en otro de los elementos indescifrables de la múltiple desaparición.

Veintinueve años después del incidente se hizo público otro aspecto desusado. Arti Ford, periodista, escritor y conferencista que ha seguido el caso desde 1945, hizo una asombrosa declaración durante un programa nacional de televisión en 1974. Indicó que el teniente Taylor había dicho por radio lo siguiente:
"No vengan por mí... parece que son del espacio exterior...".
Ford sostiene que esta información le fue proporcionada en la época del suceso por un radioaficionado, pero que no le atribuía demasiada seriedad, dadas las dificultades que enfrenta un operador amateur al recibir comunicados de un avión en vuelo y dados también la excitación y los rumores que circularon entonces.

Sin embargo, durante sus investigaciones posteriores, Ford halló una prueba desusada de lo transmitido, en una trascripción de los mensajes enviados por el avión a la torre y que fue incluida en un informe elaborado más tarde debido a la presión de los padres de los aviadores perdidos.

El documento, de carácter oficial y secreto —el cual, según Ford, sólo pudo examinar en parte—, contenía al menos una frase "No vengan por mí..." en común con el texto que le había proporcionado el radioaficionado civil y que, de manera muy significativa, no había sido revelado con anterioridad. Este misterio adicional, que sugiere posibles interferencias de otros mundos, encuentra eco en más que unas pocas de las otras desapariciones.

Así como ha habido numerosos barcos y embarcaciones de placer desaparecidos en la zona del Triángulo de las Bermudas antes y después de este incidente, cabe hacer notar que los desastres ocurridos simultáneamente a los Avengers y al Martin Mariner constituyeron la primera ocasión en que se vieron afectados aviones y en que hubo tantas y tan eficientes unidades de aire, mar y tierra realizando una búsqueda tan extensa y acuciosa, aunque infructuosa.

Este incidente hizo que se intensificasen los esfuerzos de rescate en el caso de las desapariciones de aviones que habrían de producirse con posterioridad, no sólo con el propósito de salvar a los sobrevivientes, sino también de averiguar, una vez transcurrido el tiempo probable de supervivencia, qué les había ocurrido.

Después de lo sucedido al Vuelo 19, parece que las desapariciones de aviones comerciales, privados y militares se siguen produciendo con inquietante regularidad, agregándose al desvanecimiento "normal" de barcos grandes y pequeños, que se ha estado produciendo durante años. Ahora, sin embargo, gracias a los equipos de rescate aeromarítimo, a las comunicaciones radiales con la base, a los instrumentos más sofisticados y a los métodos de rastreo más desarrollados, cada desaparición es investigada con mucha mayor minuciosidad.

El 3 de julio de 1947, un C-54 del Ejército de los Estados Unidos con una tripulación de seis hombres, que volaba en una misión de rutina, desde las Bermudas a la base aérea Morrison del Ejército, desapareció en algún lugar entre las Bermudas y Palm Beach. Su última posición conocida fue a unos 160 kilómetros de las Bermudas.

Se inició de inmediato una búsqueda aeromarítima intensiva, con participación del Ejército, la Marina y la Guardia Costera y con unidades que cubrieron 260.000 kilómetros cuadrados de mar. Sin embargo, salvo algunos cojines y una botella de oxígeno que no fueron identificados como parte del equipo del avión perdido, no se hallaron restos de naufragio ni manchas de aceite.

Al producirse nuevas desapariciones, pareció notarse una característica coincidente y alarmante en la mayoría de los casos ocurridos dentro de la zona del Triángulo: solían ocurrir dentro del período turístico y de mayor afluencia a los hoteles, desde noviembre hasta febrero. Y lo que resultó aún más asombroso fue la comprobación de que muchas de las pérdidas se produjeron algunas semanas antes o después de Navidad.

Un cuadrimotor de pasajeros del tipo Tudor IV, perteneciente a la British South American y que era un bombardero Lancaster, transformado, llamado Star Tiger, desapareció en vuelo entre las Azores y las Bermudas el 29 de enero de 1948. Llevaba seis tripulantes y veintiséis pasajeros, entre ellos Sir Arthur Gunningham, un Mariscal del Aire de la Segunda Guerra Mundial y excomandante de la Segunda Fuerza Aérea Táctica de la Real Fuerza Aérea.

El Star Tiger debía aterrizar en Kingley Field, islas Bermudas; a las 10.30 de la noche, poco antes de su ETA (Estimated Time of Arrival, hora estimada de arribo), el piloto se comunicó por radio con la torre de control y su mensaje incluyó las siguientes palabras: "Tiempo y rendimiento excelentes" y "Arribo supuesto dentro de itinerario". Según su informe, la posición del avión era de 600 kilómetros al nordeste de las Bermudas.

No hubo nuevos mensajes, pero el Star Tiger no llegó. No se recibió ningún mensaje de emergencia, ni tampoco alguna señal de que el avión no estuviese funcionando perfectamente y en condiciones óptimas. Alrededor de la medianoche, el Star Tiger fue puesto en lista de atraso y, al día siguiente, 13 de enero, se inició una operación masiva de rescate y rastreo. Treinta aviones y diez barcos registraron minuciosamente la zona durante varios días, sin éxito.

El 31 de enero fueron avistadas algunas cajas y tambores de aceite vacíos, al noroeste de las Bermudas. No obstante, si hubiesen pertenecido al Star Tiger, querría decir que estaba volando cientos de kilómetros fuera de su rumbo en el momento en que fue atacado por algo y, además, debe recordarse que en su último contacto con la torre, el piloto había anunciado que no ocurría nada irregular con respecto a su rumbo o al comportamiento del avión.

Mientras se desarrollaba la infructuosa búsqueda, hubo gran número de radioaficionados a lo largo de la costa Atlántica y del interior, que recogieron un mensaje mutilado, cuyas palabras eran deletreadas como puntos numerados, como si alguien estuviese operando el transmisor pero sin saber Morse. Los puntos querían decir "Tiger". Hubo un informe de una base de la Guardia Costera de Newfoundland que resultó aún más misterioso. Cuando los breves toques del morse se interrumpieron, alguien pareció enviar un mensaje verbal, pronunciando solamente las siguientes letras: G-A-H-N-P. Estas eran las siglas del Star Tiger.

Se presumió que estos mensajes eran falsos, especialmente porque había que tomar en cuenta la conocida conducta desvariada y lunática de ciertos individuos que siguen con deleite los desastres. Sin embargo, cuando uno recuerda el débil mensaje recibido en Miami, horas después del desaparecimiento del Vuelo 19, surge una inquietante similitud. Aquel mensaje contenía las letras de la sigla del vuelo, casi como si se hubiese enviado o retransmitido un mensaje final desde una distancia mucho mayor, en el espacio o el tiempo, que la que podía indicar la ubicación en que los aviones habían desaparecido.

Fue designado un Tribunal Investigador, bajo la dirección de Lord Macmillan, para que pesquisara la pérdida del Star Tiger. El nombramiento lo hizo el ministro británico de Aviación Civil y su informe fue publicado ocho meses después de la desaparición del avión. Sus conclusiones fueron que no parecía haber fundamentos para suponer que el Star Tiger hubiese caído al mar, a causa de un fallo mecánico o de la radio, falta de combustible, perturbaciones meteorológicas, errores de altimetría o incapacidad para seguir su curso, por nombrar sólo algunas posibilidades.

En cuanto al diseño y fabricación del Tudor IV, no había tampoco base, según el informe,
"para suponer que al diseñar el avión Tudor IV, o al fabricar aquel Tudor IV en particular, el Star Tiger, se hubiesen cometido errores u omisiones técnicas o que pudieran considerarse contrarias a la buena práctica convenida...".

El dictamen final del tribunal puede considerarse igualmente aplicable a otras desapariciones de aviones ocurridas en el Triángulo, antes y después de la del Star Tiger:
Realmente, podría decirse que hasta ahora no se había presentado para su investigación un caso tan desconcertante.

Ante la completa ausencia de pruebas dignas de fe en relación con la naturaleza o la causa del desastre del Star Tiger, el tribunal no ha podido hacer más que sugerir posibilidades, ninguna de las cuales llega siquiera al nivel de probabilidad.

En todas las actividades que suponen la cooperación de hombre y máquina, hay dos elementos que influyen y que tienen muy distinto carácter. Uno es el factor, imposible de calcular, relativo a la actuación humana y que depende de circunstancias cuyo conocimiento es imperfecto. El otro es el elemento mecánico, sujeto a leyes muy diferentes. Podría ocurrir un accidente en cualquier de los dos, o en ambos a la vez. O bien, alguna causa externa podría hacer perder el control, tanto al hombre como a la máquina. Nunca se sabrá lo que sucedió en este caso.

Por una coincidencia extraordinaria, y bastante inquietante, que se produjo doce días antes del primer aniversario de la desaparición del Star Tiger, el avión gemelo, el Star Ariel, desapareció en un vuelo entre las Bermudas y Jamaica, el 17 de enero de 1949, con siete tripulantes y trece pasajeros a bordo.

Su itinerario completo era desde Londres a Santiago de Chile, y la escala en las Bermudas respondía a la necesidad de cargar combustible suficiente para otras diez horas de vuelo. Cuando el Star Ariel salió de las Bermudas a las 7.45 de la mañana, el mar estaba en calma y las condiciones meteorológicas eran buenas. El capitán envió el siguiente informe rutinario de vuelo a las Bermudas alrededor de 55 minutos después del despegue:


Este es el capitán McPhee, a bordo del "Ariel", rumbo a Kingston, Jamaica, desde las Bermudas. Hemos alcanzado altura de crucero. Buen tiempo. Hora estimada de arribo a Kingston dentro de itinerario... Voy a cambiar de frecuencia radial para ponerme en contacto con Kingston...
Pero no hubo nuevos mensajes del Star Ariel, ni entonces ni nunca.

Cuando se inició la búsqueda de este avión, había una flota de la Marina de los Estados Unidos operando en la misma zona. Dos portaviones enviaron sus aparatos para unirse a los de la Fuerza Aérea y la Guardia Costera que habían salido desde numerosos puntos a lo largo de la costa Atlántica y a los aviones británicos enviados desde las Bermudas y Jamaica.

Cruceros, destructores y el acorazado norteamericano Missouri se unieron también a la búsqueda en la superficie, lo mismo que los barcos británicos y los mercantes que se hallaban en aquel momento en la región. Se envió un radiograma a todos los buques que navegasen por la zona:


EL AVIÓN CUADRIMOTOR STAR ARIEL/GAGRE, DE LA BRITISH SOUTH AMERICAN AIRWAYS, QUE PARTIÓ DE LAS BERMUDAS 1242 GMT 17 ENERO RUMBO JAMAICA RUTA GRADOS DOS UNO SEIS FUE SITUADO POR ÚLTIMA VEZ CUANDO ESTABA APROXIMADAMENTE A 15 MILLAS AL SUR DE BERMUDAS Y A LAS 1337 GMT 17 ENERO.

SOLICITASE TODOS LOS NAVÍOS INFORMAR ESTA BASE HALLAZGO CUALQUIER RESTO FLOTANTE TIPO TAPICERÍA CABINA Y COJINES COLOR AZUL, BOTES SALVAMENTO AVIÓN COLOR AMARILLO, CHALECOS SALVAVIDAS COLOR MARRÓN OSCURO, TODO MARCADO BSAA, O CUALQUIER VESTIMENTA FLOTANTE.

72 aviones de reconocimiento, en estrecha formación y algunas veces tocando "ala con ala" cubrieron 390.000 km2 de océano, en un área que comenzaba en las proximidades del último informe radial y seguía por el Sudoeste, rumbo a Jamaica.

No pudieron descubrir ni una sola evidencia que pudiera ser identificada con el avión perdido. Un avión británico y otro norteamericano informaron acerca de "una extraña luz" en el mar, el 18 de enero, pero las unidades de búsqueda y rescate enviadas a los alrededores no hallaron nada y la Fuerza Aérea suspendió sus operaciones de rastreo el 22 de enero.

El hecho de que estos dos aviones británicos de pasajeros (ambos pertenecientes a la misma compañía, la British South American Airways) se perdieran, con una diferencia de casi un año, en la misma área, dio lugar a sospechas de sabotaje. Más tarde se habría pensado inmediatamente en un caso de piratería aérea.

Esta posibilidad, al igual que el entrenamiento del piloto y la tripulación, el funcionamiento de los instrumentos y las condiciones meteorológicas, fueron pesquisadas por una Junta Investigadora, o Comité Brabazon, que no encontró nada desfavorable ni tampoco , halló indicio alguno:

"...Falta absoluta de pruebas. No se encontró rastro alguno del desastre. Se ignora la causa del accidente del Star Ariel".


Una de las teorías que se discutieron entonces consistía en que el bromuro metílico de los extinguidores había penetrado accidentalmente en el sistema de presión y, tras circular por él, causó una explosión. Esta podría haber sido la causa de un accidente muy raro en un avión, tal vez, pero no en los muchos otros que han desaparecido en la misma zona.

El hecho de que la búsqueda del Star Ariel haya sido tan masiva se explica, entre otras razones, porque en la mañana del 28 de diciembre de 1948 había desaparecido otro avión de pasajeros, un DC3 alquilado que cubría la ruta San Juan-Miami y llevaba 36 personas a bordo, entre pasajeros y tripulantes. La infructuosa búsqueda de este avión fue realizada por más de cuarenta aviones militares y numerosos barcos, que recorrieron más de 480 mil kilómetros de costa y océano, y había sido suspendida sólo una semana antes del desaparecimiento del Star Ariel.

Las circunstancias que rodearon el incidente del DC3 resultaron aún más sorprendentes que las de los otros aviones perdidos. Como en los demás casos, el tiempo era excelente y la noche estaba clara. El avión despegó a las 10.30 de la noche del 27 de diciembre. En un momento del vuelo nocturno, el capitán del avión, Robert Linquist, transmitió el siguiente comentario por radio:

"¿Qué les parece? ¡Todos estamos cantando villancicos navideños!" (recuérdese la coincidencia de la época de desaparición de la mayoría de los aviones).
La torre de Miami recibió otro mensaje del DC3, a las 4.13 de la madrugada del 28. Decía:
"...Nos acercamos a la pista... Sólo 50 millas (80 km) hacia el Sur... Ahora podemos ver las luces de Miami. Todo anda bien. Esperaremos instrucciones para aterrizar...".
No volvió a oírse nada del avión, y una investigación que se llevó a cabo por tierra y mar, no consiguió encontrar ni un rastro de accidente. Por cierto, no hubo sobrevivientes ni indicios de lo que pudo ocurrir a la tripulación y los pasajeros. Puesto que el capitán comunicó que el avión se hallaba a sólo 80 kilómetros al sur de Miami, resulta todavía más notable que no se produjese una explosión, ni una llamarada, ni se escucharan las señales de SOS o MAYDAY.

Por otra parte, el lugar en que el avión desapareció está situado sobre los Cayos de Florida, donde las aguas cristalinas y de una profundidad de sólo siete metros habrían contribuido a la localización e identificación del avión. Este habría de ser uno de los diversos casos en que avión y pasajeros se "desmaterializarían", estando casi al alcance de un aeropuerto, o en que un barco, como veremos en el próximo capítulo, se desvanecería estando a la vista de su puerto de arribo.

Los grandes aviones que han desaparecido desde el caso del Star Ariel, han seguido en general un acontecer similar: primero un comportamiento de vuelo normal, y después... nada. Ni rastros de naufragio, ni manchas de aceite o restos flotantes, o sobrevivientes; ni siquiera una concentración sospechosa de tiburones.

Los aviones pequeños también han seguido desapareciendo. No menos de nueve se perdieron frente a la costa de Florida, en diciembre de 1949, sin dejar rastro. Era un número suficiente como para hacer pensar que había algo peligroso en la zona, aun cuando las características de las desapariciones no hayan sido justamente obvias.

Las desapariciones de naves aéreas continuaron durante la década de 1950. En marzo de 1950, un Globemaster de los Estados Unidos se perdió en el extremo norte del Triángulo, durante un vuelo hacia Irlanda. El 2 de febrero de 1952, un transporte British York con 33 pasajeros y tripulantes, desapareció también en el borde norte del Triángulo, mientras se dirigía a Jamaica. Se recibieron algunas débiles señales de SOS, que resultaron casi de inmediato inaudibles.

El 30 de octubre de 1954 ocurrió lo mismo con un Constellation de la Marina de los Estados Unidos que llevaba 42 pasajeros y tripulantes y que volaba con muy buen tiempo entre la base aeronaval de Patuxent River, en Maryland, y las Azores, La búsqueda a lo largo de varios centenares de kilómetros cuadrados de océano fue realizada por más de 200 aviones y muchas naves de superficie, pero no se encontró nada. Como en el caso de los otros aviones, poco antes de la desaparición se escuchó un SOS apenas perceptible.

El 5 de abril de 1956, un B-25 convertido en carguero civil con tres personas a bordo se perdió en los alrededores de la Lengua del Océano, un cañón submarino de 1.800 metros de profundidad, al este de la isla Andros, en las Bahamas.
Lo mismo sucedió con un patrullero Martin Marlin P5M, tipo anfibio, que se hallaba en misión en las Bermudas el 9 de noviembre de 1956. Llevaba una tripulación de diez hombres.

El 8 de enero de 1962, un avión-tanque tipo KB-50, de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que salía de la base Langley, en Virginia, rumbo a los Azores, corrió la misma suerte del Super Constellation perdido en 1954. Como ocurrió en aquel caso, hubo un débil mensaje radial que indicaba que se había producido una dificultad no especificada y luego, silencio. Como de costumbre, no se encontraron restos ni indicios de lo que había ocurrido.

Debe recordarse que en cada uno de estos casos las tripulaciones disponían de gran cantidad de equipo de salvamento, por si el aparato se hundía, de manera que lo que pueda haber ocurrido a los aviones se produjo inesperadamente y de manera muy rápida.

El SOS enviado por un avión privado que se dirigía a Nassau, en las Bahamas, pero volando en los alrededores de la isla Gran Abaco, hizo recordar la confusión que se produjo entre los pilotos del Vuelo 19. Aunque el tiempo era excelente aquella mañana, el piloto parecía estar volando en medio de la niebla, y fue incapaz de dar su posición. Ni siquiera podía ver las islas que tenía debajo, pese a la excelente visibilidad que había en la zona, según el testimonio de otros observadores.

En este caso, el avión no desapareció del todo, ya que posteriormente se encontró una parte de un ala flotando en el mar.
El 28 de agosto de 1963 se produjo la pérdida de dos aviones. Al principio se creyó que se trataba de otra desaparición, pero luego, al encontrarse algunos restos, el misterio resultó aún más profundo. Se trataba de dos cuadrimotores a reacción tipo Stratotanker KC-135, en misión de reabastecimiento fuera de la base Homestead de la Fuerza Aérea, en Florida.

Fueron los primeros aviones a chorro que desaparecieron en el Triángulo, poco después de haber dado su posición, a 480 kilómetros al sudoeste de las Bermudas. Los investigadores llegaron a la conclusión de que habían chocado en el aire, después de que una búsqueda intensiva halló los restos, probablemente pertenecientes a los aviones, a 420 kilómetros al sudoeste de las Bermudas.

Sin embargo, algunos días más tarde se encontraron más restos que, según se pensó, pertenecían al otro avión, pero que estaban a 260 kilómetros de distancia de los otros. Si chocaron en el aire, pese a que una declaración de la Fuerza Aérea precisó que no volaban cerca uno del otro, algo debió separar los restos, y con una velocidad mucho mayor que la de las corrientes marinas. Y si se estrellaron simultáneamente, tal vez como ocurrió en el caso de los cinco Avenger, ¿qué pudo haber descompuesto sus instrumentos o sus motores al mismo tiempo?

Un mes más tarde, el 22 de diciembre, desapareció un Cargomaster C-132, entre Delaware y su punto de destino en las Azores. El último mensaje del piloto indicaba que todo estaba bien y que su posición era alrededor de 130 kilómetros frente a la costa sur de Jersey. Se organizó una intensa búsqueda con aviones y barcos de la Guardia Costera y la Marina que duró hasta el 25 de septiembre, pero no pudo hallarse nada que perteneciese al avión perdido.

El 5 de junio de 1965, un "Flying Boxcar" C-119, que realizaba una misión de rutina y llevaba una tripulación de diez hombres, se desvaneció mientras volaba desde la base de la Fuerza Aérea en Homestead hasta la isla Gran Turco, cerca de las Bahamas. El último mensaje que se recibió del C-119 señalaba su posición a unos 160 kilómetros de su destino con una ETA de una hora, aproximadamente. Tras un rastreo que se prolongó durante cinco días con sus noches, la Guardia Costera informó acerca de "resultados negativos", y agregó un comentario que resultaba familiar: "No caben conjeturas".

Al igual que en el caso de los Avengers, el Vuelo 19, y en el de otros aviones desaparecidos, se recibieron mensajes débiles e ininteligibles que pronto se desvanecieron, como si algo estuviese bloqueando la transmisión radial o el avión estuviera retrocediendo más y más allá, en el espacio y el tiempo. Cabe hacer notar que otro avión que volaba en la misma ruta, pero en dirección opuesta a la del C-119, informó que el tiempo era claro y la visibilidad buena.

Quince aviones comerciales de línea desaparecieron en esta zona, en el período comprendido entre 1954 y 1965, al igual que gran cantidad de aparatos militares y civiles, y no hay señales de que el fenómeno lleve camino de extinguirse.
La desaparición de Carolyn Cascio, una mujer piloto autorizada que iba volando en un avión ligero, se vio rodeada de una serie de circunstancias desusadas.

Llevaba un pasajero desde Nassau hasta la isla Gran Turco, en las Bahamas, el 7 de junio de 1964, y cuando llegó al punto en que calculaba debía estar Gran Turco, comunicó por radio que no podía encontrar la ruta y que estaba dando vueltas sobre dos islas no identificadas.
Agregó: "Allí abajo no hay nada".
Y luego: "¿Hay alguna manera de salir de aquí?"

Lo extraño es que algunos observadores de Gran Turco notaron que, a la misma hora, un avión dio vueltas a la isla durante unos treinta minutos, antes de desaparecer. ¿Cómo fue posible que aquellos observadores pudiesen ver el avión, mientras la piloto no podía ver los edificios de Gran Turco?

El 11 de junio de 1967, un Chase YC-122 con cuatro pasajeros y en ruta desde Palm Beach, Florida, hacia la Gran Bahama, se perdió en algún punto al noroeste de las Bimini.

Recientemente se produjo otra desaparición en la ruta comparativamente corta desde Fort Lauderdale a Freeport. El 1 de junio de 1973, Reno Rigoni y su copiloto, Bob Corner, se perdieron en su Cessna 180. No pudo hallarse resto alguno dentro del área de su plan de vuelo, pese a que en la búsqueda se incluyeron las Everglades, y su radio no transmitió ninguna señal de emergencia.

Al entrar en prensa este libro (octubre de 1974) se produjo otra extraña desaparición a 1.440 kilómetros al sudoeste de las Azores. Este fue el lugar en que se avistó por última vez, el 17 de febrero de 1974, al aspirante a argonauta (quería atravesar en globo el Atlántico) Thomas Gatch. Los aviones de la Marina de los Estados Unidos rastrearon una zona de 580.000 km2 de extensión, sin ningún resultado. Aunque la vastedad del océano y la irregularidad de los vientos serían suficientes para explicar que las aguas se hubiesen tragado el globo, la zona en que se produjo la desaparición es de por sí misteriosa.

En cada uno de esos casos de desapariciones sin explicación se han planteado razones y sugerencias particulares, pero hay algunas frases que suelen repetirse en los informes oficiales, lo mismo que en los libros y artículos que describen las pérdidas. Entre estas frases figuran las turbulencias de aire transparente, las "tijeras de viento", las "aberraciones atmosféricas", las "anomalías magnéticas" y las "perturbaciones electromagnéticas". Todas ellas podrían explicar algunas de las pérdidas de aviones, pero en ningún caso sirven para justificar las desapariciones de aviones o de los muchos barcos que se han desvanecido en la misma zona.

Aunque la Marina y la Guardia Costera admiten la existencia de una variación en el compás y de un punto muerto en las transmisiones radiales dentro de un sector de esta zona, la política oficial aparece aún claramente expresada en las palabras del capitán S. W. Humphrey:

No se cree que exista una aberración atmosférica en esta zona, ni que haya existido en el pasado. Los vuelos de escuadrillas de aviones y los patrullajes aéreos se realizan con regularidad en esta región sin que se hayan producido incidentes.

Sin embargo, la cantidad de desapariciones en la parte inferior del Triángulo de las Bermudas, especialmente en las Bahamas, en la costa oriental de Florida y en los Cayos de Florida, ha sido bien descrita por el fallecido Ivan Sanderson, que investigó esta y otras numerosas zonas donde se han producido desapariciones de aviones durante un período de muchos años:
El número de desapariciones no guarda ninguna proporción con las pérdidas registradas en cualquier otro lugar.

Dale Titler hace una observación muy atinada en su libro Wings of Mistery (Alas de misterio), cuando estima que, hasta ahora, ya ha desaparecido "una considerable flota de aviones" en esta pequeña zona sin dejar huellas:

Todos estos aviones eran pilotados por aviadores de gran experiencia, y dirigidos por navegantes bien entrenados. Todos llevaban radio y equipo de supervivencia, y todos desaparecieron en medio de buen tiempo.
Y agrega la inquietante observación de que "casi todos desaparecieron durante el día".

Robert Burgess, otro investigador y escritor especializado en fenómenos marítimos, concluye así su libro Sinkings, Salvages and Shipwrecks (Hundimientos, salvamentos y naufragios):
Existen razones para pensar que en estos misteriosos accidentes podría estar envuelto un factor mucho más importante que la suerte.

Agrega que, cualquiera sea el nombre que se le dé,
"aberración atmosférica o algún otro, lo cierto es que ataca sin advertencia previa y con una frecuencia suficiente como para resultar alarmante".

Como ya hemos dicho, existen muchas dudas acerca de los límites del Triángulo de las Bermudas lo mismo que respecto a su existencia misma. Hemos oído describirlo como un verdadero triángulo, cuyo extremo norte serían las Bermudas; como un área de forma oblonga en la parte occidental del Atlántico Norte; como una zona que sigue la plataforma continental del sur de los Estados Unidos, el Golfo de México y las Antillas, o como una región peligrosa y elástica que se extiende desde las Bahamas hasta Florida, y a través de Florida hacia el Golfo de México.

Cualquiera que sea su forma exacta, lo cierto es que ha dado origen a todo un folklore de desapariciones de objetos diversos: aviones, barcos, yates, botes a vela, submarinos o personal de barcos abandonados que se han desvanecido.

Se ha hecho tan corriente atribuir poderes misteriosos al Triángulo de las Bermudas, que cualquier desaparición o accidente misterioso suscita comentarios y revisiones acerca de muchos de los demás enigmas no resueltos.

En la radio y la televisión suelen escucharse con frecuencia preguntas de radioescuchas o televidentes comprensiblemente preocupados acerca de una zona a la que pensaban viajar en avión. Habitualmente, estas nerviosas interrogantes se responden dando seguridades en el sentido de que el viaje no es peligroso, puesto que suelen hacerse innumerables travesías a lo largo del Triángulo sin que se hayan producido incidentes.

En algunas ocasiones, los pasajeros suelen preguntar dudosos a sus agentes de viaje acerca de la ruta hacia algunos puntos situados más allá del Triángulo:
—¿El vuelo es a través del Triángulo de las Bermudas?
Resulta fácil contestar de manera negativa, ya que los límites del Triángulo son bastante fluidos. En una ocasión se dio la siguiente excusa a un pasajero que pedía explicaciones acerca del atraso de un vuelo:
—Tenemos que volar en torno del Triángulo de las Bermudas.
Otro elemento tranquilizador es que los aviones de hoy cuentan con muchos más instrumentos de seguridad que algunos de los que desaparecieron en el pasado. Algunos de esos instrumentos no estaban en uso en la época en que ocurrieron los incidentes más llamativos.

Por ejemplo, los transistores, los sistemas electrónicos de navegación decca hi-fix (que, sin embargo, era utilizado por el Star Ariel) y el "omni", un sistema de orientación automática, operado por radio, que permite a los aviadores encontrar la ruta de regreso a la base en medio de las nubes más espesas y que es utilizado ahora incluso por los aviones pequeños.

Sin embargo, pese a todas las innovaciones modernas, siguen produciéndose pérdidas y extraños incidentes dentro del Triángulo y en las zonas costeras adyacentes. El año pasado, varios aviones se desintegraron misteriosamente sobre tierra, a corta distancia del aeropuerto de Miami, entre ellos un Lockheed L-1011 (vuelo 401 de la Eastern Airlines), en el que perecieron 100 personas, entre pasajeros y tripulantes, el 29 de diciembre de 1972.

Si se examinan las circunstancias en que se produjo este accidente se pueden obtener algunas luces acerca de los muchos aparatos que han desaparecido repentinamente cuando volaban sobre las aguas. El doctor Manson Valentine observa:
Analizando toda la información disponible, pareciera que en los últimos siete u ocho segundos de vuelo el avión descendió a tan gran velocidad que ni la torre de control de Miami ni los pilotos tuvieron tiempo para verificarla. Todos los altímetros estaban funcionando, de manera que, en circunstancias normales, los pilotos habrían dispuesto de mucho tiempo para corregir la velocidad.

El descenso fue tan rápido (no se alude a esto como algo desusado en ninguno de los informes) que la torre de control de Miami sólo registró una aparición en la pantalla de radar —40 segundos en total— para advertirlo. En la segunda aparición, el aparato había descendido de 300 metros (momento en que se advirtió que se hallaba fuera de la altura de 650 metros prescrita) a menos de 100. Para entonces probablemente ya se había estrellado.
Ese ritmo de caída no puede ser atribuido a pérdida del piloto automático, síntomas de paro de los motores, inexperiencia del piloto o a la posición de los aceleradores en el punto de media potencia. Tiene que haber existido alguna razón atmosférica, y lo más probable es que se haya tratado de alguna anomalía de tipo magnético.


Cuando los aviones o las embarcaciones desaparecen o se desintegran (como ocurrió en el caso de un avión) en esta zona, existe ya un número creciente de personas que se sienten invadidas por una duda persistente respecto de si las pérdidas han sido "normales"; si se han producido a causa de condiciones atmosféricas anormales, fatiga o error del piloto, falla de los mandos, defectos estructurales o del motor, o si la fuerza que a menudo parece arrebatar del cielo a los aviones y de la superficie del mar a los barcos sigue operando.

John Woodwin en This Baffling World (Este mundo asombroso), al comentar la pública aceptación de una posibilidad semejante, hace notar que las autoridades norteamericanas y británicas nunca han proclamado oficialmente el área del Triángulo como una "zona peligrosa", y agrega:
"Sin embargo, privadamente, tanto los expertos de la Marina como de la Aviación han confesado que podrían estar frente a un fenómeno ambiental, y no ante una cadena de accidentes técnicos".
Goodwin observa también que, sea lo que fuere, lo que está ocurriendo podría resultar tan desconocido para las gentes de hoy como "el poder del radio para los alquimistas del siglo XV".

Agrega que,
"aunque no puede uno estar seguro de que exista una relación entre los aviones y barcos desaparecidos... todas estas naves se hallaban dentro de los mismos estrechos confines geográficos".
Mucho antes de producirse los incidentes aéreos de la década del 40 y los que le siguieron, la región marítima que abarca el Triángulo de las Bermudas con inclusión del cabo Hatteras, las costas de Carolina del Norte y del Sur y el Estrecho de Florida, era ya conocida como el "Cementerio de los Barcos".

Los naufragios se debían habitualmente a grandes marejadas y tormentas repentinas. También suele llamarse "Cementerio de los Barcos" y "Mar de los Barcos Perdidos" al Mar de los Sargazos, pero por la razón contraria: allí, las naves no se han perdido a causa de las tormentas, sino debido a las calmas.

A lo largo de los años se había advertido ya en esta amplia región la pérdida de grandes barcos sin que se produjesen llamados de SOS y sin que tampoco se hallasen con posterioridad restos o cadáveres flotantes. Sin embargo, fue sólo a partir de las desapariciones masivas de aviones de los años 1945 y siguientes, y como consecuencia de las pérdidas repentinas de embarcaciones grandes y pequeñas, que los investigadores comenzaron a estudiar las características similares de las desapariciones.

El titular del Guardian de Manchester, publicado en la época de la pérdida del Vuelo 19, es típico de esta clase de reacciones.


Se lee:
CEMENTERIO DE LOS SARGAZOS YA NO SOLO ATRAPA BARCOS: TAMBIÉN AVIONES
Los aviones desaparecidos atrajeron la atención mundial hacia el Triángulo de las Bermudas. Pero, durante más de 170 años, y tal vez antes de que se dispusiera de archivos, se han estado perdiendo barcos grandes y pequeños, con sus tripulaciones (y éstas han desaparecido también de sus naves), dentro del Triángulo de las Bermudas.

Algunos de los incidentes relacionados con estos desastres presentan características que recuerdan poderosamente las misteriosas pérdidas ocurridas en el aire. Otros muestran sorprendentes y desusadas particularidades.

PRINCIPALES DESAPARICIONES DE AVIONES EN EL ÁREA DEL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS
(Los números corresponden a los que aparecen dentro de un círculo en el mapa)

1. 5 de diciembre de 1945: cinco bombarderos Avenger TBM en vuelo de entrenamiento desde Fort Lauderdale, Florida; total de la tripulación, catorce; duración normal del vuelo: dos horas; perdido aproximadamente a 360 km al nordeste de la base.
2. 5 de diciembre de 1945: bombardero Martin PBM; despachado con una tripulación de trece hombres para auxiliar a la patrulla TBM; veinte minutos más tarde se perdió el contacto radial y el avión desapareció.
3. 1947: Un C-54 del Ejército de los Estados Unidos desapareció a 180 km de las Bermudas.
4. 29 de enero de 1948: Tudor IV, Star Tiger, cuatrimotor. Se perdió comunicación radial, después del último contacto, a 600 kilómetros al nordeste de las Bermudas; el avión se perdió con 31 pasajeros y tripulantes.
5. 28 de diciembre de 1948: DC-3 de alquiler, privado. Iba de San Juan de Puerto Rico a Miami; llevaba 32 pasajeros más la tripulación.
6. 17 de enero de 1949: Star Ariel, aparato gemelo del Star Tiger; iba de Londres a Santiago de Chile, vía las Bermudas y Jamaica; la comunicación radial se perdió a 600 km al sudoeste de las Bermudas, en la ruta hacia Kingston.
7. Marzo de 1950: Globemaster (norteamericano); desapareció en el borde norte del Triángulo, en ruta hacia Irlanda.

8. 2 de febrero de 1952: Transporte York (británico); desapareció al norte del Triángulo, en ruta hacia Jamaica, con 33 pasajeros a bordo.
9. 30 de octubre de 1954: Super Constellation (Marina); se desvaneció al norte del Triángulo, con 42 personas a bordo.
10. 9 de noviembre de 1956: avión anfibio patrullero tipo Martin P5M, de la Marina; desapareció con sus diez tripulantes, cerca de las Bermudas.
11. 8 de enero de 1962: avión-tanque KB-50, de la Fuerza Aérea; iba de Langley Field, en Virginia, hacia las Azores.
12. 28 de agosto de 1963: dos cuatrimotores Stratotankers KC-135 de la Fuerza Aérea, nuevos; iban de la base Homestead, de la Fuerza Aérea, en Florida, a un radio de reabastecimiento secreto en el Atlántico; desaparecieron a 480 km al sudoeste de las Bermudas.
13. 5 de junio de 1965: Flying Boxear C-119; con diez pasajeros a bordo; se perdió al sudoeste de las Bahamas.
14. 5 de abril de 1956: B-25 transformado en carguero civil, con cuatro pasajeros; se perdió en la Corriente del Golfo, entre Palm Beach y la Gran Bahama.
15. 11 de enero de 1957: Chase YC-122, transformado en carguero, con cuatro personas a bordo; perdido en la Corriente del Golfo, entre Palm Beach y la Gran Bahama.
16. 22 de septiembre de 1963: Cargomaster C-132, desaparecido en ruta hacia las Azores.


PRINCIPALES BARCOS DESAPARECIDOS O ENCONTRADOS A LA DERIVA EN EL ÁREA DEL TRIÁNGULO

(Los números corresponden a los que aparecen dentro de un triángulo en el mapa)

1. 1840: Rosalie, un gran navío francés, fue hallado en su ruta desde La Habana a Europa, dentro de la zona del Triángulo, con las velas desplegadas, la carga intacta y todo el personal desaparecido.
2. Enero de 1880: Atalanta, una fragata británica; salió de las Bermudas hacia Inglaterra con 290 personas a bordo; se desvaneció en una región presumiblemente no lejana de las Bermudas.
3. Octubre de 1902: Freya, un buque alemán de tres palos; fue hallado poco después de salir de Manzanillo, en Cuba, mostrando una fuerte inclinación hacia un costado, sólo con una parte de sus mástiles y con el ancla colgando; el calendario de la cabina del capitán señalaba el 4 de octubre, el día siguiente al de su salida.
4. 4 de marzo de 1918: Cyclops, un barco de aprovisionamiento de la Marina de los Estados Unidos, de 150 metros de largo y 19.000 toneladas de desplazamiento; navegaba desde Barbados a Norfolk con 309 pasajeros; el tiempo era bueno; no hubo mensajes radiales ni se encontraron jamás restos de naufragio.
5. 1925: vapor Cotopaxi; se desvaneció en su ruta desde Charleston hacia La Habana.
6. Abril de 1932: John and Mary, un buque de dos palos con registro de Nueva York; fue hallado flotando pero abandonado, a 80 km al sur de las Bermudas, con las velas plegadas y el casco recién pintado.
7. Febrero de 1940: el yate Gloria Colite, de Saint Vincent, Antillas británicas; se le encontró abandonado, con todos sus elementos en orden, a 320 km al sur de Mobile, Atlanta.
8. 22 de octubre de 1944: Rubicán, un carguero cubano; fue encontrado por la Guardia Costera en la Corriente del Golfo, frente a la costa de Florida; estaba desierto, salvo la presencia de un perro.
9. Junio de 1950: Sandra, un vapor carguero de 106 metros que se dirigía desde Savannah, Georgia, a Puerto Cabello,, en Venezuela; llevaba una carga de 300 toneladas de insecticida; pasó St. Augustine, en Florida, y luego desapareció sin dejar rastro.
10. Septiembre de 1955: Cannemara IV, un yate; apareció misteriosamente abandonado, a 640 km al sudoeste de las Bermudas.
11. 2 de febrero de 1963: Marine Sulphur Queen, un carguero de 130 metros; desapareció sin enviar mensaje alguno y sin que pudiera darse con alguna clave acerca de lo ocurrido; no se encontraron restos de naufragio; iba en ruta hacia Norfolk, Virginia, desde Beaumont, Texas, con tripulación completa; la última ocasión en que se oyó de él fue cerca de Tortugas Secas.
12. 1 de julio de 1963: Sno' Boy, un bote pesquero de 20 metros con 40 personas a bordo; navegaba desde Kingston, Jamaica, a Cayo Nordeste, 128 km al sur; desapareció con todos sus hombres.
13. 1924: Raifuku Maru, un carguero japonés; envió un mensaje radial pidiendo ayuda entre las Bahamas y Cuba, y luego desapareció.
14. 1931: Stavenger, un carguero con una tripulación de 43 hombres; la última ocasión en que se supo de él fue cerca de la isla Cat, en las Bahamas.
15. Marzo de 1938: Anglo-Australian, un carguero con una tripulación de 39 hombres; su último mensaje, recibido desde las Azores, decía: "Todo bien".
16. Diciembre de 1967: Revonoc, un yate de carreras de 15 metros. Desapareció mientras se hallaba a la vista de tierra.
17. 24 de diciembre de 1967: Witchcraft, embarcación de crucero; el dueño y un pasajero desaparecieron mientras la nave se hallaba atada a una boya del puerto, a 1.600 metros de Miami.
18. Abril de 1970: Mílton latrides, un carguero que se dirigía desde Nueva Orleáns a Capetown.
19. Marzo de 1973: Anita, un carguero de 20.000 toneladas, con 32 tripulantes, que navegaba desde Newport News a Alemania.


EP / MADRID
Día 06/02/2014 - 15.57h
La agencia meteorológica estadounidense repasa los casos de desapariciones de personas, aviones y buques en esa zona del Atlántico y las relaciona con tormentas y corrientes


La agencia meteorológica estadounidense (NOAA) considera que no hay más desapariciones en el Triángulo de las Bermudas que en otros mares. En un artículo publicado en su página web, esta institución hace un repaso de las hipótesis que atribuyen a esta zona del Atlántico colindante con el Caribe una inusual historia de inexplicables fenómenos relativos a la desaparición de personas, aviones y buques.Su conclusión es que el océano es un lugar siempre inhóspito, y que el mal tiempo y las malas condiciones de navegación suelen ser condiciones potencialmente trágicas en cualquier mar del mundo.

En su artículo, la NOAA constata que el legendario Triángulo de las Bermudas del Océano Atlántico ha cautivado la imaginación humana con desapariciones inexplicables de barcos, aviones y personas.
Algunos especulan que fuerzas desconocidas y misteriosas como origen de las desapariciones inexplicables, como la captura de humanos por extraterrestres para su estudio, la influencia del continente perdido de la Atlántida, vórtices que absorben objetos y los trasladan a otras dimensiones, y otras ideas caprichosas, agrega.
Algunas explicaciones están más fundamentadas en la ciencia, si no en la evidencia. Estas incluyen la flatulencia oceánica (el gas metano en erupción desde los sedimentos oceánicos) o las interrupciones en las líneas geomagnéticas de flujo, explica la agencia meteorológica.
CONDICIONES AMBIENTALES
Las consideraciones ambientales -subraya- podrían explicar muchas, si no la mayoría, de las desapariciones. La mayoría de las tormentas tropicales y los huracanes del Atlántico pasan por el Triángulo de las Bermudas, y antes de que mejorasen las predicciones estas tormentas peligrosas cobraban muchas naves en los días previos a que se tuviera noticia de las tempestades.
Además, la corriente del Golfo puede causar rápidos, a veces violentos, cambios en el clima. Asimismo, el gran número de islas en el Mar Caribe crea muchas áreas de aguas poco profundas que pueden ser traicioneras para la navegación, señala. Y hay una cierta evidencia que sugiere que el Triángulo de las Bermudas es un lugar donde una brújula "magnética" a veces apunta al polo norte geográfico, en lugar de hacia el norte magnético.
La Marina y la Guardia Costera de los EE.UU. sostienen que no hay explicaciones sobrenaturales para los desastres en el mar. Su experiencia sugiere que las fuerzas combinadas de la naturaleza y la falibilidad humana aventajan incluso a la la ciencia ficción más incrédula. Añaden que no existen mapas oficiales sobre los que delinear los límites del Triángulo de las Bermudas. La Junta de Nombres Geográficos de EE.UU. no reconoce el Triángulo de las Bermudas como un nombre oficial y no mantiene un archivo oficial sobre la zona.

Asi, la agencia meteorológica de Estados Unidos concluye que el mar siempre ha sido un lugar misterioso para los seres humanos, y cuando el mal tiempo o la mala navegación están involucrados, puede ser mortal. Esto es cierto en todo el mundo. "No hay evidencia de que las desapariciones misteriosas ocurren con mayor frecuencia en el Triángulo de las Bermudas que en cualquier otra área grande y transitada del océano", concluye.

Recuerden que el universo funciona igual que un cuerpo humano con todos sus sistemas, moléculas y átomos que lo conforman. Por ese motivo, no debemos olvidar que formamos parte del uno y el uno forma parte de todos. Así también hay que procurar que nuestro hábitat y modus vivendi sea de UNO PARA TODOS Y TODOS PARA UNO. Mucho cariño y bendiciones a todos. Gracias benditos. MARTHA LUCIA.