EL ROL DE LA MUJER Y
EL HOMBRE EN EL MATRIMONIO. Mayo 18 de 2018, 3:26 P.M. Buenas y santas tardes y
semana, querida y santa familia. En todo
ámbito sociocultural, familiar o religioso, hombres y mujeres son iguales,
tienen los mismos derechos y deben cumplir los mismos deberes por igual, con
igual carga de responsabilidad. Uno de los ámbitos más importantes, es aquel
donde se desempeñan como pareja, en su propio hogar y el hogar es el origen o
fábrica de los futuros seres humanos que beneficiarán o perjudicarán al
planeta, a sus seres y a la creación, según haya sido el acierto o desacierto
de esa pareja en darse amor y enseñanzas a sí mismos y a su prole bendita.
En la Biblia
encontramos que la cabeza de familia debe ser el hombre, pero hay hogares donde
la madre es madre y padre a la vez. Así como en otros hogares sucede que el
padre es padre y madre a la vez por falta de sus parejas. Según las Escrituras, la esposa o compañera
debe ser la que secunda todo lo del esposo o compañero. Yo os digo: cabeza de
familia es el hombre, pero también lo es la mujer, por lo tanto, toda decisión
que afecte a la pareja o a la familia, debe ser consensuada y tomada entre los
dos, no imponiéndose uno sobre el otro. Es en el hogar donde nace la tolerancia
y las conciliaciones, para solucionar las diferencias y los desencuentros no solo
en la pareja o en la familia, sino también con la sociedad.
Teniendo claro que son
los dos, quienes deben administrar, proveer y cuidar de su hogar a todo nivel,
sin importar si tienen o no más carga de responsabilidad en todos los ámbitos o
si deben dar más manifestaciones de amor y apoyo unos que otros; veamos a
continuación lo que contienen las Sagradas Escrituras, analizadas por los
autores que os doy a continuación, para que encuentren un punto medio, donde
democráticamente se pueda llevar de buena manera una relación matrimonial y
hogareña idónea.
LOS GRANDES DEBERES DEL ESPOSO EN EL MATRIMONIO
26/02/2015, Categoria: Obispo en Misiones
En escritos anteriores, se ha señalado que lo más
importante para los esposos es triunfar en el hogar, más que triunfar en la
sociedad. Ahora nos enfocaremos en los deberes propios del esposo para un mejor
funcionamiento de la vida matrimonial.
En el plan divino, la mujer y el hombre son medios
indispensables, necesarios e inseparables, coordinados el uno con el otro a un
mismo fin; de aquí las relaciones recíprocas, deberes y derechos, entre el uno
y la otra; si el hombre tiene derechos, también tiene deberes.
Deberes del marido: Los códigos civiles imponen a los cónyuges la
cohabitación, la fidelidad, la asistencia mutua, y declaran al marido, como
jefe de familia, con la obligación de proteger a la mujer, tenerla junto a sí y
suministrarle todo lo que es necesario para las necesidades de la vida, en
proporción a su bienes.
MÁS CRISTIANAMENTE EL MARIDO DEBE:
Amar a la mujer: Por eso dice San Pablo: “Maridos amen a su
mujeres, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó Él mismo por ella”. “Así
también, los varones deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. El que
ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie jamás tuvo odio a su propia
carne, sino que la sustenta y cuida, como también Cristo a la Iglesia” (Efes.
V, 25, 33).
Por eso, decía también el Papa León XIII; El amor
puro y santo, para que sea perfecto, debe durar toda la vida. el verdadero amor
sabe liberarse de los sentidos y enamorarse de las bellezas inmateriales, sobre
las que nada pueden el tiempo ni las fuerzas de la naturaleza; sobre todas las
ruinas de la vida sobrevivirá el amor de cuantos se dijeron: ¡Yo soy tuyo y tú
eres mía!!Yo todo tuyo y para siempre, y tú toda mía ¡Los dos somos uno!
¿Qué significa amar a la esposa? Amar a la esposa implica de manera básica e
indispensable suplir las necesidades de la esposa: a) Suplir su necesidad
emocional. b) Suplir la necesidad de significado: La esposa debe saber que es
la número uno en la vida del esposo. c) Suplir su necesidad de atención: Darle
tiempo para poder escucharla con atención. d) Suplir su necesidad de intimidad:
Darle el lugar más importante en la vida del esposo. e) Suplir su necesidad de
protección, sobre todo en las áreas donde ella es débil. f) Suplir su necesidad
de realización: Ella necesita saber que su trabajo como esposa y madre no ha
sido en vano. g) Suplir su necesidad de identidad: Saberse que no es sola la
mujer de la casa, sino que es una persona amada.
LOS DIFERENTES TIPOS DE AMOR EN EL ESPOSO
Para entender lo que significa el amor del esposo
hacia su esposa es necesario entender los diferentes conceptos de lo que
realmente es amor y de esta manera reconocer el tipo de amor que siente.
El Amor filial: Este es el amor de compañerismo, de hermanos.
Es el sentimiento de sentir. Se siente bien con la persona que está al lado de
uno, es el que estimula los sentidos.
El amor del débito conyugal: Este es el amor de pasión, que afecta de modo
básico el deseo de procrear. Es el amor que conlleva el sentido de expresarlo
por medio de una relación íntima. Es más, el acto íntimo de los esposos, y la
expresión necesaria de este tipo de amor. Este amor es importantísimo en el
vínculo matrimonial.
El amor de Virtud: Este es el amor desinteresado, el verdadero
amor sobre el cual se puede construir una relación permanente y totalmente satisfactoria.
Sobre todo en la base del respeto y sacrificio mutuo.
Este amor es aquel que está más interesado en el
bien del que se ama que en el propio bien personal.
Es el amor de Dios hacia la humanidad, no porque lo
merezca, sino por gracia (Porque tanto amo Dios al Hombre que nos envió a su Hijo
Unigénito; y tanto amo Jesucristo al hombre que sé que se sacrificó y murió por
él en una Cruz).
Es el amor que no pone condiciones previas para dar
amor.
Es el amor desinteresado, que nada hace para ganar
algo para sí, todo lo hace pensando en el bienestar de la persona amada.
Para mejor entender esta definición del amor de
virtud es necesario hacerse estas preguntas:
¿Cuál es la medida para entender el tipo de amor
que tiene el esposo para con su esposa? Aquí es importante señalar que la capacidad de amar a la esposa
con amor de virtud está directamente determinada por la madurez del esposo. De
allí que el amor de virtud pueda desarrollarse sin importar el nivel de madurez
en que se encuentre el esposo. Para ello es necesario disciplina y decisión
para comenzar a amar con responsabilidad.
¿Cómo desarrollar este tipo de amor? Es tal vez la pregunta más importante que se
puede hacer un esposo que desea que su matrimonio sea satisfactorio de manera
mutua.
-El primer paso es el de satisfacer las necesidades
de la esposa desde la perspectiva de la esposa. Es necesario que todo esposo entienda que las
necesidades de una esposa son diferentes al de un esposo. (Aquí es necesario
considerar las múltiples diferencias entre el hombre y la mujer).
-Se debe de evitar hacer las cosas a la manera
varonil. Por
ejemplo regalar a la esposa lo que va a servir para el esposo. (Utensilios de
cocina o de la casa)
-Se debe de buscar maneras de devolver el romance
inicial. Aunque
existan una multitud de ocupaciones, el esposo que quiera amar con amor de
virtud encontrara el momento y las circunstancias para el romance.
LOS DIEZ MANDAMIENTOS DEL ESPOSO
Este es un principio importantísimo: Ya que Dios
ordena amar a la esposa, esto significa que existe AMOR
POR MANDAMIENTO, el cual debe ser obedecido como parte de la
experiencia normal en la vida de un creyente
I. Por ser un amor por mandamiento entonces, puede ser cultivado, sin
importar el estado en que se encuentre desde la perspectiva sentimental. La
gran pregunta es ¿Cómo puedo expresar este tipo de amor hacia la esposa.
II. El término que usa San Pablo para “Amor” es ágape, que es el tipo
de amor sacrificial, que no pide nada a cambio de lo que da, es el amor que
está dispuesto al sacrificio a favor del que ama. Consideremos algunas maneras
en que este amor ágape puede expresarse:
III. Capacidad de sacrificarse por la esposa, esto es, dejar de lado el
orgullo y la rudeza para dar y satisfacer las necesidades básicas de la esposa.
VI. Aprender a vivir con sabiduría con la esposa. El término “Vivir
con ellas” (1 Ped 3:7) significa estar muy próximo a, estar confortable con
alguien en una relación estrecha de compañerismo y unidad profunda. Implica
convivir en una relación de intimidad y confianza donde el esposo es el que
debe tomar la iniciativa, tal como el determinar una salida a comer a la calle
con la esposa.
V. Aprender a administrar con sabiduría los bienes de la casa. 1Tim
3:4, 5 usa un término interesante. “Gobernar” que significa presidir, dirigir,
administrar. De allí que es necesario que el esposo sea un correcto administrador
de los recursos propios de la familia pero sobre todo de la esposa. Una de las
quejas más comunes de esposas es que sus cónyuges no se interesan por las cosas
simples de la casa, dejando esta carga a la esposa.
VI. Darle honor. Implica que el esposo reconocerá y apreciara el
valor, capacidad y potencial de la esposa, también comprender el no humillarla,
ni hacerla sentir inferior sea con las palabras o el trato.
VII. Se debe recordar que “Amar es conocer” El esposo debe conocer a su
esposa, sus necesidades, deseos, expectativas, heridas etc. Conocer no solo es
el simple saber intelectual, implica de manera necesaria el compromiso de
involucrarse en la satisfacción de tales necesidades y anhelos.
VIII. Preocuparse por su integridad sentimental. Entendiendo las
características básicas de la mujer, el esposo debe ser sensible a tales
diferencias a fin de no causar daño, ya sea con actitudes o palabras. Una de
las acciones que más ayuda en esta área es declarar el amor a la esposa cuantas
veces sea necesario. Aunque la esposa lo sabe le es necesario escucharlo de
manera continua.
IX. Preocuparse por sus necesidades físicas. Entendiendo lo arduo que
es la labor del hogar, el esposo debe apoyar y ayudar a su esposa en todo
aquello que sea necesario. Una mano generosa de apoyo en las tareas domésticas
habla más que cualquier palabra.
X. Preocuparse por sus necesidades espirituales. Toda esposa, por su
propia naturaleza, es dada a preocuparse por el mañana, por lo cual el esposo
sensible debe brindar el apoyo y consuelo en medio de estas típicas crisis.
LA POSICION DEL ESPOSO FRENTE A SU CONSORTE
El marido es cabeza moral de la mujer, lo dice S.
Pablo (Efes. 5, 23). Más esa autoridad no le da derecho al hombre a mirar a su
mujer como una esclava, haciéndose él un tirano, como sucedió en el paganismo,
sino debe de mirarla como su compañera.
Por ser el jefe de la casa. Todo esposo, por la autoridad espiritual que
le ha sido delegada, es el jefe de su hogar y cuya responsabilidad básica es la
de velar por la integridad, desarrollo y madurez de todos los miembros de la
familia.
Él es el Proveedor de todas las necesidades. Como esposo debe suplir las necesidades
materiales del hogar. Esto implica que tener presente que no solo es el aspecto
económico, sino todo aquello que como esposo debe brindar en el seno de la
familia, o sea procurar que estén seguros en todos aspectos la esposa y los
hijos.
Él es el Protector de la esposa. Toda esposa requiere el brazo protector del
esposo, por lo que parte de la responsabilidad es el de dar el cuidado
necesario a la esposa, el hacerle saber que puede contar con él en el momento
que ella lo necesite.
EL ESPOSO DEBE DE AMAR A SU ESPOSA LO SUFICIENTE
COMO PARA MORIR POR ELLA
Consejos prácticos
* El esposo debe de amar a su esposa y hacérselo
saber.
* Debe ser considerado y expresivo con su esposa.
Regálele flores, perfumes, etc.
* Sea amable en todos los asuntos con su esposa.
Nunca sea agresivo ni abusivo físicamente.
* Tome su lugar de liderazgo en el hogar.
* Nunca haga coqueteos con otra mujer en presencia
y sin presencia de su esposa.
* Cumpla siempre los compromisos contraídos con su
esposa.
* Regrese siempre del trabajo a la hora habitual.
Si no le es posible, avise tan pronto como pueda.
* Mantenga la intimidad con su esposa en secreto.
No la cuente a otros. Hágale saber a ella que para usted es muy valiosa.
* Si es posible por la economía, vaya a comer
afuera con su esposa al menos una vez a la semana.
* Diviértase con su esposa. Alguien dijo: “Pareja
que reza unida, permanece unida”. Quizás se podría agregar: “Pareja que reza y
juega unida, permanece unida”.
*Organice actividades espirituales. Ore antes de
las comidas. Conduzca las oraciones familiares. Concurra a la iglesia con su
familia.
* Sea tan agradable como le sea posible en el
hogar.
* Vayan juntos de compras. Gocen las cosas simples
de la vida juntos.
* Nunca critique a los padres de su esposa
*Asegúrese que su esposa es feliz en su vida
amorosa.
* Ayúdela con algunas tareas hogareñas.
*Interésese en cuáles fueron las actividades de su
esposa en el día.
* No se ponga del lado de los niños cuando su
esposa los corrige. Manténganse juntos en la disciplina.
* No castigue a un niño cuando esté enojado.
Simplemente mándelo a su habitación. Corríjalo en privado, cuidadosamente y con
oración, explicándole por qué fue reprendido.
* Asegúrese que el grado de disciplina aplicado es
proporcional al grado de culpa. En otras palabras, cuando el niño miente
debería ser castigado más duramente que cuando accidentalmente rompe un jarrón.
* Sea muy cuidadoso en sus relaciones con el sexo
opuesto. No se coloque en situaciones en las que puedan sobrevenir tentaciones
o pueda ser criticado.
* Normalmente es mejor para el esposo manejar las
finanzas, dando a su esposa una cantidad para alimentos e imprevistos. Se
debería incluir un pequeño incremento en esta cantidad para que la esposa tenga
dinero para sus gastos personales.
* Lea en el hogar un buen libro de autor cristiano;
lea libros relacionados sobre el matrimonio escrito por algún buen profesional
y, fundamentalmente, lea lo que la sagrada Escritura tiene para decir sobre
este tema.
* No se preocupe ni piense en el trabajo cuando
está con su esposa, a menos, por supuesto, que el mismo lo hagan juntos.
Por último, espero en Dios que los esposos mediten
y comprendan y lleven a la práctica estos grandes deberes y que el fruto de
ésta reflexión y práctica de como resultado más amor, paz, armonía y verdadera
felicidad en sus hogares.
ROL DE LA ESPOSA O COMPAÑERA EN EL HOGAR.
LA MUJER CRISTIANA
EN EL HOGAR
Escrito
por Pilar Herrera en .
Publicado en Reunión de mujeres
INTRODUCCIÓN
Es
un tema muy amplio y no quiero ni centrarme en un aspecto únicamente ni
generalizar tanto que todo quede muy vago.
Así
que, con la ayuda del Señor espero tratar el tema lo más claro y profundo que
me sea posible.
Puesto
que hay muchas áreas de la mujer cristiana en el hogar, he intentado
clasificarlas en diferentes bloques por orden de prioridad a la luz de la
Biblia.
En
primer lugar y para centrarnos en el tema me gustaría que leyéramos un pasaje
de la Biblia que nos habla y nos ilustra cómo debe ser la mujer cristiana en
todos sus aspectos, y el pasaje por excelencia es Proverbios 31:10-31, nos
iremos refiriendo a él de manera regular.
Los
hogares hoy día están muy perdidos y desestructurados. Muchos de ellos son
meras pensiones. Las relaciones de pareja son muy inestables y los hijos sufren
las consecuencias de toda esta inestabilidad. Por lo tanto necesitamos hogares
cristianos, que se note la diferencia con el mundo. Que no nos engañe la
sociedad con el modelo de hogar que nos quieren imponer, hoy día todo vale,
pero como vamos a ver para el Señor no todo vale, y Él nos ha dejado su
voluntad de cómo quiere que sean nuestros hogares, y el modelo de familia que
le agrada.
LA MUJER
Y SU SEÑOR
Si
el tema es “la mujer cristiana en el hogar” entonces tenemos que empezar por
nosotras mismas, porque nuestro hogar será un reflejo de lo que somos en
realidad.
Es
necesario establecer lo que la mujer es, o debe de ser, antes de hablar acerca
de lo que hace, porque lo que hacemos procede de lo que somos. De ahí la importancia
de tener bien claro lo que somos y, sobre todo, como creyentes, quiénes somos
en Cristo. Somos mujeres redimidas para ser libres y completas, mujeres en el
sentido más pleno de la palabra. Hemos sido perdonadas y cambiadas por el
Espíritu Santo, y seguimos siendo transformadas a la imagen de nuestro Señor
Jesucristo.
Por
lo tanto la primera prioridad de la mujer cristiana en el hogar es su Señor y
su relación con Él. No podemos formar un hogar cristiano si nosotros no estamos
bien con el Señor. Jesús nos dijo:”Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma y con toda tu mente”. No importa si tienes familia, si eres
soltera o viuda o divorciada, tu prioridad en tu vida es Dios mismo y si tu
amor hacia Él es con todo tu ser.
Ahora
bien ¿cómo mantener y fomentar esa relación con el Señor? Lo sabemos todas de
memoria ¿verdad? Debemos cuidar esa devoción a Dios cada día de nuestra vida
¿cómo?:
1.
Debemos leer la Biblia cada día.
2.
Debemos orar y estar en comunión con el Señor cada día.
No
me cansaré de insistir en este tema, si no tienes un tiempo a solas con tu
Señor diariamente, tu vida espiritual va a decaer y flaquear. No estoy hablando
ahora de si oras con tu marido o con tus hijos, estoy hablando de ti misma a
solas con tu Señor. Debemos derramar nuestro corazón al Señor, quizás hay cosas
o tentaciones que ni siquiera puedes compartir con tu marido, pero sí con el
Señor. Debemos buscar esa devoción a Dios y ser conscientes de su presencia en
nuestra vida.
Sé
que vivimos una vida moderna muy agitada, con prisas, con stress, a veces no
nos alcanzan las 24 horas del día. Se entra se sale, se batalla con los hijos,
se come, se ve la televisión, ir al trabajo (quien trabaje fuera de casa), hay
fiestas y actividades que realizar, deportes, salidas etc. Y miles de cosas más
que no dejan tiempo absolutamente para nada.
Bueno,
pues si es así tienes que sacar tiempo para lo más importante, para que el
motor de tu hogar siga funcionando y para que el día lo empieces poniéndolo
delante del Señor y poniendo tu vida y tu corazón en sus manos. Si tienes que
levantarte antes, pues te levantas, pero no seas negligente en tu devoción a
Dios. Muchas veces si lo dejas por la noche, estarás muy cansada y lo dejarás
para mañana y quizás mañana nunca llega.
Hay
algunos cristianos que dicen que ellos solo oran cuando lo sienten, ¡qué engaño
del diablo! Si es así seguro que nunca oraríamos. Acordaros de Daniel que tenía
como costumbre orar tres veces al día, era una buena costumbre. Las costumbres
no tienen por que ser malas, al revés, hay costumbres que son buenísimas y
debiéramos practicarlas, como el tiempo devocional diario.
Fallamos
mucho en esto por culpa del diablo, pero no nos engañemos también es por
nuestro propio pecado y por nuestra negligencia. Fijaros que una de las
cualidades de la mujer de Proverbios es que teme a Jehová, ese temor viene de
su relación con Él y del conocimiento de su Palabra. En el v. 26 dice que “Abre
su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua”, ¿cómo puede ser
esto? Porque el principio de la sabiduría es el temor a Jehová, y ¿cómo puede
tener la ley de clemencia en su lengua?, porque la lee, indaga en la Palabra de
Dios y la memoriza y la guarda en su corazón. Para ello se necesita disciplina,
tiempo y constancia.
LA MUJER
Y SU MARIDO
La
prioridad de la mujer después del Señor es su marido y no sus hijos. Dios ha
hecho del matrimonio la relación que más une (Génesis 2:24) “Por tanto, dejará
el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola
carne”. Dios hizo a la mujer con el propósito de ser “ayuda idónea para él”
(Génesis 2:18). La Biblia deja claro que este propósito divino en la creación
de la mujer en ninguna manera la hace a ella ser un ser inferior. La mujer
cristiana debe ser una ayuda a su marido físicamente, emocionalmente,
mentalmente y espiritualmente. Ella es el complemento del hombre. Ella debe ser
su ánimo y la que le conforta. Cuidado porque la mujer puede hacer o deshacer
al hombre: “La mujer virtuosa es corona de su marido; mas la mala, como carcoma
en sus huesos” (Proverbios 12:4).
Según
la mujer virtuosa de Proverbios 31 “el
corazón de su marido está en ella confiado” v.11, “Le da ella bien y no mal todos los días
de su vida” v.12, “su marido también la alaba” v.28.
Vemos
aquí una mujer que ama a su marido, que le es fiel, que busca su bien, le hace
sentir importante. Ahora bien cómo se pone todo esto en práctica:
1.
Respetándole y bendiciéndole.
2. No le
critiques ni le ridiculices.
3. Sé
agradecida.
4. Dile
lo que admiras de él y dile que le amas. Estamos muy equivocadas cuando
pensamos que los hombres no necesitan oír que les queremos.
5. Pon
atención a los pequeños detalles, algún regalo inesperado, alguna cena sorpresa
etc.
6.
Arréglate para él, no descuides tu aspecto físico.
7. Busca
tiempo para estar a solas con él. Cuando vienen
los niños intenta pasar tiempo con él en intimidad. Hemos de invertir tiempo en
nuestra pareja a lo largo de la vida, en todas las etapas del matrimonio, desde
el principio. Si nos volcamos en nuestros hijos como lo más importante de
nuestra casa, lo pasaremos mal cuando llegue el tiempo del nido vacío, por eso
debemos lograr una unidad y acoplamiento para poder disfrutar de la convivencia
en la madurez. Tenemos toda una vida para trabajar la relación, para disfrutar
de nuestra pareja a lo largo del matrimonio hasta que los dos seamos
viejecitos. Una de las imágenes más hermosas para mí es ver a una pareja de
ancianos paseando cogidos de la mano.
8. Y
por último y no por eso lo menos importante, porque justamente para mí es lo
más importante, ora por
él y con él. Leamos en Efesios 4:26: “Airaos, pero no
pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Mirad, yo siempre pongo este
ejemplo, si hay alguna discusión o pelea, que las hay entre la pareja, seamos
sinceras, ¿cómo se solucionan? Me diréis que aplicando el versículo que
acabamos de leer, pero ¿cómo, si estamos enfadados? En mi propia vida la mejor
manera es tener la costumbre de orar los dos juntos y así a la fuerza tenemos
que hacer las paces o hablar el asunto y arreglarlo antes de orar. Nos ha
funcionado y es una de las costumbres que más han influido en mi vida y en mi
matrimonio para que funcione. Yo sé que es difícil empezar si no tienes esa
costumbre, pero sería bueno que lo hablaras con tu pareja y buscarais un tiempo
de leer la Biblia y orar juntos cada día. Nosotros antes de casarnos cuando ya
estábamos comprometidos y estábamos en el colegio bíblico decidimos empezar a
orar juntos y comenzar cada día poniendo al Señor primero y encomendando
nuestras vidas y las de nuestras hijas e iglesia en manos de Dios. ¡No tiene
precio! Descubrimos la Palabra de Dios juntos, comentamos las obras de Dios y
oramos a Dios por los asuntos o problemas familiares o de iglesia. Sería muy
bueno tener un directorio de iglesia, no solo por tener las direcciones y
teléfonos de los hermanos que es muy práctico, sino por orar por ellos de
manera regular y así no se nos olvida nadie. Estamos construyendo nuestro hogar
sobre la roca, que es Cristo y su Palabra.
Me
gustaría también mencionar el tema de la “sumisión”, leemos en Efesios
5:22:”Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” “Casadas,
estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor” (Colosenses 3:18);
“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también
los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus
esposas” (1ª Pedro 3:1).
Sé
que no es un tema muy bien recibido hoy día en la sociedad, y que cuando lo
tratamos con gente inconversa se sorprende de que todavía sigamos creyendo este
tipo de conducta. Pero para nosotras, mujeres cristianas, este es el mandato
del Señor. Sé que es un tema complicado, pero hay que ponerlo en práctica.
También pienso que muchas veces se ha malinterpretado y muchos hombres han sido
machistas o déspotas con sus mujeres usando este principio como excusa. Quiero
dejar claro que sumisión no es subyugación. Es un asunto que tiene que ver con
los diferentes roles dados por Dios al hombre y a la mujer. El hombre es
nuestra cabeza como Cristo es la cabeza de la iglesia, y por lo tanto, este
asunto de la sumisión tiene que darse cuando hay una situación difícil, donde
después de hablar y orar los dos juntos, aun así no se llega a un acuerdo, y
por lo tanto, la mujer por obediencia al Señor se somete voluntariamente a la
decisión de su marido.
Otro
tema que es crucial y quizás necesitaríamos un sábado entero para tratarlo, son
las relaciones sexuales con nuestro marido. El objetivo principal del
matrimonio instituido por Dios en un principio era para darse compañía, ayuda
idónea, y que los dos fueran una sola carne, no era la de tener hijos, eso era
el fruto. Muchas mujeres con el paso de los años se piensan que esta área no es
tan importante, y es verdad, no lo es, ¡es crucial! No solo eres la ayuda idónea,
su compañera, su mejor amiga, sino que debes ser su amante. Tu cuerpo no te
pertenece, le pertenece a él. Leamos 1º Corintios 7:3-5:”El marido cumpla con
la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no
tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el
marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al
otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos
sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente
Satanás a causa de vuestra incontinencia”. Muchos matrimonios se han roto por
no cuidar la relación sexual, y muchos han caído en adulterio por descuidar
esta área. Por lo tanto cuidar y disfrutar de la relación sexual. Es una bendición
cuando sentimos que después de años de matrimonio los dos nos seguimos
deseando, ¡a pesar de nuestros kilos de más y de nuestras arrugas!
LA MUJER
Y SUS HIJOS
¿Qué
son los hijos? Salmo 127:3 “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de
estima, el fruto del vientre”. Los hijos son una bendición, no los conviertas
en una molestia. Oigo muchas veces comentarios de madres sobre sus hijos tales
como:”Ya me tiene harta, si no hubiera nacido”, “¿Y ahora que hago con él? Me
ha destrozado mi vida y mi futuro”, “¡Qué asco de vacaciones, ahora tengo que
cargar con él y aguantarlo todo el verano!”. Creo que sobran las explicaciones.
Los
hijos son herencia de Dios, son una bendición aunque nos den muchos problemas.
Deben ser muy preciosos e importantes para ti, y por lo tanto si eso es así
entonces:
1.
Edúcalos y disciplínalos según nos enseña la Palabra de Dios. Ser
madre es algo maravilloso. No hay gozo como el de tener a un bebé en brazos que
ha salido de tus entrañas, darle el pecho, cuidarle etc. Es un gozo educarle en
los caminos del Señor, ver cómo va aprendiendo y como va razonando. Disfrutamos
en el parque con nuestros hijos cuando juegan con otros niños. Cuando cumplen
años y la casa se nos llena de niños. Estamos contentas cuando van a la iglesia
y a campamentos cristianos etc. Nos sentimos orgullosas de ser madres. En esta
área de los hijos, la madre es la que está íntimamente involucrada en el
cuidado de los hijos.
2. Pasa
tiempo con ellos. Nosotras las que seamos
madres, necesitamos pasar todo el tiempo posible con nuestros hijos antes de
que tengan 7 años cuando sus caracteres ya están formados. Son años preciosos
para poner el fundamento de sus vidas antes de que el mundo los invada. Por
supuesto cada etapa de nuestros hijos es importante y tiene sus necesidades
concretas, que tenemos que ser conscientes a la hora de tratarlos. No es lo
mismo una disciplina o castigo a los tres años que a los 16 años. Tenemos que
pasar tiempo con ellos, en intimidad, sentarnos a la mesa a la hora de comer
sin prisas, sin televisión y conversar, compartir el día, qué tal el colegio,
con sus amigos etc. Hoy día muchas madres trabajan fuera de casa y los niños
llegan a casa del colegio y no hay nadie, les llaman los niños llave y pasan
muchas horas solos sin relación y sin control. Intenta dentro de lo posible que
no sea así con tus hijos.
3. Es
muy importante controlar lo que hacen y lo que ven. Muchas
veces si estamos muy ocupadas los ponemos delante del televisor para que no nos
molesten, pero no sabemos ni lo que ven ni lo que escuchan. Hoy día quizás sea
el ordenador, pasan mucho tiempo frente a él y no sabemos dónde se meten y lo
que hacen. Siéntate con ellos y elige los programas que quieren ver, y si se
ponen al ordenador no los dejes solos, que el ordenador nunca esté en su
cuarto, sino en el salón donde puedas ir y ver y controlar lo que hacen y dónde
se meten.
4. Sé
ejemplo. No nos podemos imaginar el
impacto que deja el buen o mal ejemplo en los hijos. Se puede hablar mucho y
dialogar, pero si el ejemplo no concuerda con lo que confesamos, veremos como
nuestro hogar se convierte en ruinas. ¡Qué triste es ver a padres que saben
mucho de la Escritura, saben mucho de cómo actuar, pero su vida y su ejemplo es
la peor influencia para los demás miembros de la familia! ¡Qué Dios nos libre
de ser así!
5.
Déjalos marchar. Debemos instruir a nuestros hijos
y equiparlos de modo que cuando hayan crecido puedan dejar nuestros hogares
para llevar vidas productivas y piadosas propias. Sabéis del síndrome del nido
vacío, que mencioné anteriormente, y los problemas que esto ha acarreado a
muchas mujeres, pero no vivimos para nuestros hijos, vivimos para glorificar a
Dios. Dios nos los ha prestado durante algunos años para que los instruyamos,
pero tienen que irse y dejar el hogar tarde o temprano para formar ellos mismos
su propio hogar. Si hemos idolatrado a nuestros hijos y los hemos hecho el
centro de nuestras vidas, entonces cuando se vayan quedaremos sin objeto y
vacías de propósito. Si hemos hecho nuestros deberes fielmente al criarlos, no
tendremos miedo de verlos madurar y de que dejen nuestro nido. Hay que aprender
a soltarlos y dejarlos ir, con todas las consecuencias. En Proverbios a la
mujer virtuosa, sus hijos la llaman bienaventurada, es de los mejores piropos
que nos puedan decir nuestros hijos.
6. Por
último, me gusta dejar para el final lo más importante. Enséñales lo más importante para sus vidas. La
Biblia nos enseña claramente que los padres son los responsables de la
educación espiritual de sus hijos (Efesios 6:4; Deuteronomio 6:6-7):”Y
vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en
disciplina y amonestación del Señor” “Y estas palabras que yo te mando hoy,
estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando
en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. Lee
la Palabra de Dios con ellos, ora con ellos, ora por sus necesidades, cuando
tienen exámenes, cuando se han enfado con algún amigo/a, cuando tienen miedos o
temores por algo. Consuélales con la Palabra de Dios y muéstrales la maravilla
del evangelio y del amor de Dios por ellos. El hogar debe ser el lugar donde la
fe puede nacer y ser alimentada, donde la genuina fe puede pasarse de una
generación a otra. Cuando leemos biografías de grandes hombres o mujeres de
Dios, vemos la influencia que tuvieron sus madres sobre ellos, enseñándoles la
Palabra y orando con ellos y por ellos diariamente. Acordaros de Timoteo como
su madre Eunice y su abuela Loida le enseñaron las Sagradas Escrituras desde la
niñez:”Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó
primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti
también” “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo
de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas
Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es
en Cristo Jesús” (2º Timoteo 1:5; 3:14-15). Nunca es pronto para empezar, ya
desde la barriguita podéis contarle y hablarle del Señor, cantarle canciones y
orar por ellos. Hace ya algunos años, en una reunión de pastores, salió el tema
de tener un tiempo devocional o de enseñanza o como lo queráis llamar, con los
hijos, y para sorpresa y tristeza a la vez, de unos 12 ó 15 pastores que había,
solo 2 ó 3 tenían este tiempo devocional con sus hijos! ¿Qué nos está pasando?
Si los propios pastores no dan ejemplo en esto a sus congregaciones ¿qué
esperamos de los demás? Si no estáis enseñando a vuestros hijos la Palabra de Dios,
Dios os va a pedir cuentas y estáis perdiendo los años más preciosos de ellos,
y luego ya no hay marcha atrás. ¡Orad con vuestros hijos! Es la mejor manera en
que podemos pasar tiempo con ellos y enseñarles a orar. ¡Que Dios nos ayude en
esta tarea!
LA MUJER
Y SU CASA
La
Palabra de Dios nos habla de que las mujeres deben ser “cuidadosas de su casa”
(Tito 2:4-5), pero en el original se puede traducir como “amadoras del hogar”.
La mujer no solo vive en una casa con su familia, la mujer “hace hogar”. Podemos
tener la idea de que las cosas de la casa no tienen nada que ver con la fe,
pero es en el marco hogareño donde ocurren las relaciones verdaderamente
espirituales en la vida. La influencia más duradera en la vida de las futuras
generaciones procede del hogar y de las madres. En Proverbios dice que la mujer
sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba (Proverbios 14:1).
Nuestro
hogar debería ser:
1. Un
hogar placentero. Un hogar placentero debería
estar lleno de alegría y hermosura, la hermosura de la santidad. Nuestro hogar
debe reflejar la bondad y la gloria de Dios. Hay casas que por fuera son
hermosas, pero están llenas de personas infelices ¿es tu hogar un lugar
agradable para la familia? ¿hay un ambiente de paz? ¿o por el contrario hay
peleas, reproches, críticas, irritabilidad etc.? Debemos comprender que las
mujeres ejercemos un gran impacto sobre nuestros hogares para bien o para mal
(Proverbios 15:16-17; 21:19):”Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el
gran tesoro donde hay turbación. Mejor es la comida de legumbres donde hay
amor, que de buey engordado donde hay odio” “Mejor es morar en tierra desierta
que con la mujer rencillosa e iracunda”. La mayor parte de las disputas o riñas
son fruto de la amargura y de un espíritu crítico. Cuando va gente a tu casa
¿se sienten a gusto, relajados, confortados o por el contrario, están deseando
de irse?
2. Un
hogar limpio y ordenado. Un hogar limpio
y ordenado desde luego contribuye a una vida agradable. Nos encanta ver la ropa
planchada y colgada en el armario. Pero un hogar limpio en exceso de
meticulosidad no es placentero. Si entras y parece que no puedes pisar o tocar
nada, está bien lejos de ser un lugar relajante y en el que se pueda disfrutar.
Los hogares no son museos, sino que son para disfrutarlos. No hagas de la
limpieza una tortura para la familia.
A
las mujeres nos encantan las plantas y las flores. Disfrutamos cuando vemos la
mesa bien puesta, y cuando vemos a nuestra familia o amigos comer con gusto lo
que hemos cocinado. Nos encanta conversar y sentarnos con alguna amiga o amigas
con una buena taza de café.
Tal
vez te acuerdas de aquellos tiempos en que tu madre hacía pan casero ¡qué olor
tan bueno llenaba la cocina y toda la casa! Hoy día la gente lo prefiere hecho
en fábrica o congelado. Hasta no hace mucho tiempo casi todo era casero, se
cosía la ropa en casa, se hacían comidas caseras y no precocinadas, se hacían
mermeladas, bizcochos, pasteles etc. Ahora quedan muy pocas cosas caseras. Todo
se hace en serie, en grandes cantidades y con muchos conservantes. Creo que en
esta área hemos perdido muchas cosas buenas que deberíamos de retomar
(Proverbios 31:15):”Se levanta aun de noche y da comida a su familia y ración a
sus criadas”.
3. Un
hogar hospitalario. En 1ª Timoteo 5:10:”… que
tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la
hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los
afligidos; si ha practicado toda buena obra”, las viudas lavaron los pies de
los santos. Eso es hospitalidad, “buena acogida y recibimiento que se hace a
los extranjeros o visitantes”, en otras palabras tener tu casa abierta y
dispuesta a recibir a quien lo necesite. Es un área sin precio para practicar
el amor y el testimonio cristiano. Mucha gente piensa que el ser hospitalarios
es tener que preparar grandes comidas o banquetes, pero no es así, es dedicar
tiempo y recibir en nuestro hogar a un hermano o hermana, o alguna persona que
ni siquiera conocemos para hablar, consolar, testificar. Es muy triste ver cómo
hay mujeres que nunca ofrecen su casa para reuniones o para recibir a alguien.
Creo que casi todos los domingos en mi casa hay alguien a comer, y siempre que
hemos tenido hermanos que se han quedado en casa a dormir hemos sido
bendecidos. Creo que es un privilegio tener nuestros hogares dispuestos para
ayudar a los demás (Proverbios 31:20):”Alarga su mano al pobre, y extiende sus
manos al menesteroso”.
CONCLUSIÓN
Tenemos
que ser mujeres sabias que edificamos nuestras casas (Proverbios 14:1). El
ministerio de la mujer ha de centrarse en primer lugar en su hogar. Todo el
pasaje de Proverbios 31:10-31, nos habla del equilibrio en la vida de la mujer.
Dios nos ha hecho maravillosas, polifacéticas, prácticas, soñadoras, hábiles
etc. Estos versículos forman un poema acróstico. La primera letra de cada
versículo corresponde a las letras del alfabeto hebreo.
¡Mujer
virtuosa! Contemplemos la personalidad de
esta mujer. Es activa, voluntariosa, habilidosa y artista, generosa,
caritativa, previsora, emprendedora, cuidadosa de su aspecto, sabia y
misericordiosa. Pero la cualidad más maravillosa que tiene es que teme a
Jehová, y ese es el principio de la sabiduría. Esta mujer virtuosa tiene todo
un abanico de cualidades.
No
quiero que nos deprimamos al ver que no tenemos las mismas cualidades que esta
mujer. El Señor te ha creado como eres y eso no lo podemos cambiar, pero sí
podemos poner los cimientos de nuestro carácter que es el temor a Jehová. Dios
no se preocupa tanto de lo de afuera sino de tu espíritu interior. Lo que Dios
valora en una mujer es un carácter afable y apacible (1ª Pedro 3:1-4). Fijaros
que aquí Pedro está enseñando que la mujer tiene que ser decorosa, casta y
respetuosa en su conducta, y modesta en su adorno. Dios mira el corazón y lo
que realmente interesa es que reflejemos el carácter de Cristo. Pedro no
describe la moda. La moda va cambiando, pero cada una sabe lo que es modesto o
no. Quizás nunca hemos reflexionado en este asunto de la ropa, o no se habla
mucho en las iglesias, pero incluso Dios se preocupa de cómo quiere que nos
vistamos. Por lo tanto no le demos tanta importancia a lo externo sino al
espíritu interno.
Según
el diccionario “el carácter es el conjunto de cualidades psíquicas y afectivas,
heredadas o adquiridas, que condicionan la conducta de cada ser humano
distinguiéndole de los demás”. El carácter es lo que somos, los rasgos que
definen nuestra personalidad. Lo que hacemos procede de lo que somos, es decir,
actuamos de acuerdo a la clase de persona que somos.
A
los ojos de Dios, nuestro carácter, nuestra estatura espiritual, es mucho más
importante que las grandes cosas que podamos hacer. El carácter cristiano es humilde,
manso, justo, misericordioso y limpio de corazón. El carácter básico de la
mujer es entrega, sacrificio, ternura, comprensión y compasión.
Ahora
bien, y para acabar ¿cómo se forma un carácter cristiano en la mujer? Buscando
a Dios cada día, y obedeciéndole. No hay recetas mágicas, ni hay nada nuevo que
se haya descubierto en el mundo cristiano, sigue siendo como siempre ha sido.
Orad y velad, leer las Escrituras, aprenderlas, derramar vuestro corazón al
Señor cada día y esa es la escuela mejor (la de las rodillas) para que el Señor
obre y siga obrando en nuestras vidas.
TAREA PARA TODOS.
Tratemos de ser tan demócratas en casa como en la calle, cumpliendo nuestros
deberes y respetando los derechos de los demás y los propios. Si están
interesados en poder controlar a los volcanes, me escriben para ver de qué
manera podemos acordar para que se pueda implementar en su área el sistema de
evacuación vulcanológico.
EVANGELIO DEL DÍA.
LECTURAS DE HOY VIERNES DE LA 7ª SEMANA DE PASCUA
HOY,
VIERNES, 18 DE MAYO DE 2018
PRIMERA
LECTURA
LECTURA
DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES (25,13-21):
En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para cumplimentar a Festo, y se entretuvieron allí bastantes días.
Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad, he dado orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César.»
En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para cumplimentar a Festo, y se entretuvieron allí bastantes días.
Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad, he dado orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César.»
Palabra
de Dios
SALMO
SAL 10,4-7
R/. El Señor puso en el cielo su trono
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.
El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes. R/.
R/. El Señor puso en el cielo su trono
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.
El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes. R/.
EVANGELIO
DE HOY
LECTURA DEL SANTO
EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (21,15-19):
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.»
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»
Palabra del Señor
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.»
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»
Palabra del Señor
EL
LEGADO DE JESÚS, DIOS PADRE ENCARNADO, POR TODA LA ETERNIDAD: Apacienta mis
corderos. Pastorea mis ovejas y por último Apacienta mis ovejas. El primero
para ayudarlas a domar esa naturaleza mala interna y externa a cada ser que
existe en toda la creación, el segundo, la enseñanza y educación, que es la
mayor riqueza que puede dar un ser humano a otro, más valiosa que el oro y las
joyas, una buena educación, hace un hombre o una mujer de éxito. Y el tercero control o dominio, para
enseñarlas que desde su interior hacia su exterior, deben tratar de cumplir con
sus deberes y respetar tanto los derechos ajenos como los propios, para poder
conservar el equilibrio, la salud y la armonía universal y los de cada uno de los
seres y astros que componen al Creador y a su creación. En este legado quedó compendiado todo el amor
de Dios, inundando todo el universo, por toda la eternidad, de generación en
generación. Mucho cariño y bendiciones a todos. Gracias benditos. MARTHA LUCIA.